Arte en los Pueblos

 

Pedrajas, Paisaje artístico

 


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Pedrajas

Pedrajas es en la actualidad un Barrio de la ciudad de Soria. Antaño dispuso de ayuntamiento propio y se vio, lo vieron, animado de chavales, dando frutos sus tierras y creciendo hierba en sus dehesas para los rebaños. A punto estuvo de convertirse en despoblado y desaparecer, como tantos otros de las tierras de Soria.

La proximidad con la ciudad, su entorno arbolado, el Pico Frentes vigilante, Valonsadero lindante, el Duero atento, las recias casas de piedra y su antigua y noble iglesia, atrajeron a descendientes de sus antiguos pobladores y a personas sensibles con y por la naturaleza. Recordaron los primeros a sus abuelos emigrados y las historias contadas delante de la lumbre encendida con ramas de robles. Los segundos vieron la posibilidad de vivir de acuerdo con sus querencias a un paso de Soria, una ciudad a la que los antiguos pobladores acudían caminando a ferias y mercados. Y, gracias a eso, Pedrajas resurgió de su abandono.


Pedrajas

La sensibilidad de sus habitantes está logrando hacer de Pedrajas un lugar especial. Entre esos habitantes se encuentra Miguel Ángel Rodríguez, a quien a nosotras, como a muchos amigos, nos gusta llamar “el médico-alfarero”. Ciertamente Miguel Ángel es médico, también alfarero, pero sobre todo hombre de una ética más allá del juramento hipocrático.

Aunque él no lo diga, estamos seguras de que es el factotum de la auténtica galeria de Arte al aire libre en que se han convertido las calles de Pedrajas, unas calles que todavía, muchas de ellas, conservan el encanto de la ausencia de asfaltado, aunque suponemos que los vecinos, dado los rigores del invierno soriano, pedirán su adecuación.

Por aquello de que la buena gente emite vibraciones que atraen (nada que ver con los gremios de snobs y ególatras siempre deseando que el de al lado fracase) a Miguel Ángel se le han unido, de momento, Nedim (a quien no conocemos) y otro personaje soriano, discreto y bien emparejado, de nombre Ernesto Martínez de Francisco, propietario, junto con Montse, su pareja, de una preciosa casa rural en una finca próxima a la Estación de Berlanga, y del Museo del Cántaro.

Los tres, con la ayuda y aquiescencia del resto de los habitantes, han hecho de Pedrajas un lugar donde los escultores puedan colocar sus obras, una exposición permanente sin más ánimo que adornar rincones, disfrazar oscuridades, ofrecer a todo el que lo desee la visión de quimeras artísticas, esbozos de miradas y concreciones de ideas. Esfuerzo y Arte. Generosidad y espíritus abiertos.


"Calabazas""Calabazas"

Al visitante le reciben unas enormes calabazas anaranjadas, frutos que, a decir de nuestro anfitrión, crecen a la vista, contienen vitaminas y nutrientes (deformación profesional) y arreglan, arreglaban, la economía de una familia. Esta escultura se debe a Miguel Ángel Rodríguez, y un vecino ha excavado unas escaleras rupestres sobre la roca rojiza, tal vez haciendo un guiño a otros yacimientos arqueológicos y pinturas rupestres que rodean al pueblo, en Valonsadero.


"Africa"

El mural de las manos, titulado “África”, es obra colectiva sobre la pared de una fragua. Son manos moldeadas en distintos tamaños, abiertas, como pretendiendo parar, frenar, la tragedia que vive África. Una llamada de atención, un decir “¡Cuidado, esto no vamos a seguir permitiéndolo!”. Pero ¿quién lo verá? ¿Acaso llegará esta protesta artística a los ejecutivos de las multinacionales de los laboratorios? ¿A los dirigentes corruptos? ¿A las conciencias de los europeos esquilmadores del continente africano? ¿A los descendientes de los negreros, a los que todavía añoran esa profesión…? ¿Llegará a las conciencias de todos, o nos seguiremos deslizando por la mullida cuesta de los hechos consumados, gimiendo porque el pago de la jodida hipoteca no nos deja comprar ropa de marca?.


"Planetario"

Una rueda metálica titulada “Planetario”, obra de Miguel Ángel, parece indicarnos que desde ese bello lugar, ubicado en un otero donde, con seguridad, existió habitación prehistórica, los planetas y las estrellas se distinguen con nitidez. Y puede ser cierto, si se conocen, no en vano en el cielo de Soria no caben más estrellas, pugnan por lucir, por formar figuras y mostrarse en una bóveda que no encuentra obstáculos entre las luces y la tierra.


"Luz y tiempo"

De Miguel Ángel Rodríguez es también la obra titulada “Luz y Tiempo”, conjunto piramidal de cristal, toque de atención al barro, a la tierra en general.  El cristal, también salido de la tierra, manipulado y moldeado por el hombre, existe, y el autor “echa un pulso” a la naturaleza.


"Nautierra"

¿Qué hace en Pedrajas una nave? ¿Acaso vieron los habitantes prehistóricos alguna remontando el Duero desde tierras lusitanas? Se debe a las manos del alfarero. La nave la forman tejas de barro duro en forma de casco de barca. Es una forma de unir mar y tierras altas, porque seguro que desde esa Lusitania les traerían a las tribus hermanas sus productos para volver cargados de cerámica pintada, o de asta decorada, o de truchas ahumadas, o quién sabe, tal vez de muchachas deseosas de unir las tribus por medio de rituales.


"Mito"

Ritual, mítico, legendario… “Mito” se debe, también, a las manos de Miguel Ángel. Excalibur, la espada de Arturo, clavada en una roca, tienta a los paseantes. Muchos de ellos intentan sacarla de la piedra y obtener con ello el poder real, y cómo no, la posesión de Ginebra, el espíritu de la mesa redonda, reposar en Avalon...


"Cubilátero"

“Cubilátero”, es de Ernesto Martínez. El nombre surgió de la imaginación de la hija del médico-alfarero. Ernesto ha colocado en Pedrajas a una “hermana” de la que puede verse en su finca de la Estación de Berlanga. Es de madera de sabina (jabino, jinebro, enebro, jabina, de todas formas es llamada en Soria y no existe forma de ponerse de acuerdo sobre cuál es cuál). Da igual el nombre. En diálogo con la tozudez fálica del árbol, Ernesto, respetuosamente, ha obtenido de la sabina un juego móvil de cuadrados, y el árbol, complaciente, muestra una imagen distinta a la que ofrece en sus bosques.


"Esencia"

De Ernesto es también “Esencia”, juego redondo y metálico, que deja abiertas rendijas, porque ya se sabe que lo esencial admite variantes según quien sustente la esencia.


"Abuelos"

A Nedim se debe “Abuelos”. Homenaje a los mayores de nuestra tierra. Ambos, hombre y mujer, recuerdan, apoyados en la tapia de una casa hermoseada, dejándose calentar por los últimos rayos de sol, aquellos tiempos lejanos que han pasado como un sueño, en los que las calles bullían de mozuelos y los campos de merinas. Y ajenos ya los fantasmas de las pasiones, esperan que los nietos y bisnietos vengan a visitarles con la esperanza de que uno, sólo uno, se siente a su lado y le pida que le cuente sus bajadas a extremo o su viaje a Buenos Aires.


"Vigilante"

Obra colectiva es “Totem” o “Vigilante”, columna de madera con adornos coloreados colocada en el alto del pueblo, vigilante en efecto, pero a fin de evitar las malas intenciones, los “malos rollos”, que diría un joven, esos que se cuelan por los caminos, las calles y las rendijas. O tal vez, algún retornado de los inmigrantes que pusieron rumbo a tierras de Sudamérica, les ha sugerido la idea. Alrededor de una columna similar, en Méjico, un joven osado gira sobre ella desafiando al vacío.


Pedrajas

Pedrajas, hermoso pueblo alto y verde, ayer con entidad propia, hoy dependiente del Ayuntamiento de la ciudad de Soria, tiene motivos para estar satisfecho de sus habitantes y de su pasado. Una antigua iglesia románica muestra, tapiada, la puerta primitiva de entrada, pequeña a propósito (según nos dijo Miguel Ángel) a fin de evitar la entrada en el templo con caballo, habitual en esos siglos, lo que supondría una profanación. Junto a la iglesia, un perfecto reloj de sol sobre una columna, capaz de girar para afinar las horas.

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