La ermita de Nuestra Señora de Carrascosa, centro cultural

Hace unos años, Juan Catalina Moreno -Kata- puso todo su empeño, y su trabajo, en la restauración de un edificio a dos kilómetros de Berlanga de Duero, la ermita de Nuestra Señora de Carrascosa, popularmente conocida como Carrascosita, que el obispado de Osma le había cedido por unos años. El edificio, prácticamente en ruinas, sirvió durante muchos años como corral de ovejas. A día de hoy es un espacio cultural de primer orden en la provincia de Soria. 


Su situación privilegiada, en un altozano, permite unas vistas que alcanzan hasta la silueta del castillo de Gormaz y vislumbran los altos de Barahona, una vez que los ojos han discurrido por campos de cereal o girasoles. Desde ella, la puesta de sol, detrás del castillo musulmán más extenso de Europa, es un añadido más a este privilegiado espacio. En la parte baja, alrededor de una fuente relativamente moderna, se reunían tradicionalmente las familias, desde mediados del pasado siglo, para pasar las tardes con los niños entretenidos en la fuente y los mayores dándole al naipe. En el espacio abundan los pinos y alrededor de la ermita los almendros. 

El edificio muestra una fecha sobre la portada, 1745, que debe corresponder a una de sus restauraciones. Otra fue en el año 1715, según documento de 11 de agosto. Aunque el primitivo templo, sobre el que se edificaría el que hoy se contempla, sería mucho más antiguo. Si damos por bueno el trabajo del recientemente fallecido padre Gonzalo Martínez Díaz, en ese espacio se situaría el despoblado de San Gil de Pedroso, documentado en 1229, por lo que se podría aventurar que la hoy ermita de Nuestra Señora de Carrascosa estuviera edificada sobre la iglesia de ese despoblado. 


A Carrascosita, donde durante años la viña ocupó el espacio que ahora ocupa el cereal y el girasol, se iba en la conmemoración de San Lázaro, en los meses de marzo o abril, según se desprende de los bandos conservados en el Archivo Local de Berlanga. De 1898, 1900 y 1902, hemos encontrado referencias a esta conmemoración que tenía lugar en la ermita de Carrascosa. El Ayuntamiento, de acuerdo con el párroco, disponía celebrar en ese templo la “tradicional función religiosa, con rezo del santo Rosario, sermón y reparto de limosna del pan a los pobres”. 

A mediados del siglo pasado se celebraba un acto religioso en el mes de septiembre. De fecha 15 de septiembre de 1951, un periódico local da la noticia de la caída de una campana al ser volteada, a causa de la rotura de uno de los lados del cigüeñal, lo que motivó la muerte de uno de los asistentes al acto, natural de El Burgo de Osma, de 58 años de edad.

 

Encuentro tradicional "de Sol a Sol", 2015

 


Juan Catalina organizó, para el sábado, 12 de septiembre, “Un día de campo entre familias y amigos para olvidar penas y compartir viandas y alegrías”. Unas migas pastoriles exquisitas, que había cocinado su hermano Nano, hostelero y durante un tiempo encargado de las cocinas del parador Antonio Machado, jamón de Soria y otras viandas fueron compartidas por los asistentes. La tarde estuvo ocupada por unos actos culturales de altura. 

Cristina Herrero viajó para hablar de personajes ibéricos y más concretamente de la Vijanera de Silió (Cantabria), mascarada declarada de Interés Turístico Nacional, prohibida durante el franquismo, que se celebra el primer domingo de enero. La charla estuvo ilustrada con fotos de los distintos personajes que componen tan original séquito. El saquero, quien va recogiendo el producto de la cuestación (que en Soria llamamos gallofa, aguinaldos o aguilandos). Personajes vestidos con pieles de oveja, ropas viejas, caretas amenazadoras, los trapajones vestidos con elementos de la naturaleza: helechos, hiedra..., el diablo, la bruja, la madama, la preñá, la zorra, el oso..., y todo ello en un entorno de tupido bosque y montaña proclive a todo lo misterioso. 


Bernardo Calvo Brioso llegó desde Zamora, en compañía de su esposa, para hablar de Zamarrones y mascaradas de Castilla y León, a cuyo estudio y clasificación ha destinado parte de su vida. La publicación “Mascaradas de Castilla y León”. Tiempo de Fiesta. 2012, corrobora lo que decimos, un volumen de más de quinientas páginas de las cuales la mayoría recogen las de Zamora y su límite con Portugal. De Soria ha estudiado la Barrosa de Abejar y el Zarrón de Almazán, únicos restos de una tradición que se dio por toda la provincia, como las llamadas vaquillas de muchos pueblos, Cabrejas del Pinar entre ellos, o la Tarasca de Alcubilla de Avellaneda. 


“A la luz del candil”, de Beatriz Sanz y Carlos las Heras, precioso libro de relatos ubicados en el mundo rural, la mayoría en Arenillas, de donde es originario Carlos, estuvo también presente esa tarde. Así como “Tal y como vivíamos (de costumbres)”, de Isabel Goig Soler.


Finalizó la interesante jornada con un corto de Cristina Ortego Blanco, berlanguesa, premio Avelino Hernández a los jóvenes realizadores sorianos. Capta la música de los rebaños: los balidos, la voz de los pastores ordenando a sus perros, dirigiendo a sus animales, los distintos sonidos de los variados cencerros. Pero capta también la luz y hasta parece que los olores. La zona donde, durante meses, ha ido grabando, pertenece a Berlanga de Duero y alrededores, hasta Arenillas. Al final da una pincelada con el rebaño de merinas de los hermanos Pérez, de Navabellida. Pero eso ya es otro proyecto.


El verdadero final fue la contemplación de la puesta de sol. Gracias Juan por tu inmenso trabajo en la ermita, tu interés por todo lo soriano y, en general, por toda la riqueza que guarda el mundo rural.

 

Juan Catalina, o la imaginación andante, Restauración de la ermita de Carrascosa
Kata Juan Catalina

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