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	Introducción
    al gótico soriano 
	 
	En Soria es bien mentado el románico, que
    llega a su cumbre con la portada de la iglesia de Santo Domingo, en la capital. No lo es
    tanto el estilo gótico, evolución natural de una forma de construir templos, ermitas y
    mansiones, a pesar de sus abundantes muestras. Junto a la natural evolución, el origen de
    este estilo hay que buscarlo en la necesidad de dar luz a unos interiores cada vez más
    grandes cubiertos de pesadas bóvedas -técnica que los maestros del románico tardaron en
    dominar- y la querencia espiritual de acercarse más a Dios, de ensalzarle y homenajearle
    con obras cada vez más magníficas. Cuando hallaron las aristas apoyadas en arcos
    empotrados, la base del gótico estaba conseguida. A partir de entonces fue posible elevar
    las bóvedas y acristalarlas. Fueron los cistercienses los introductores del gótico. El fundador y los
    siguientes abades de la orden monástica surgida como reacción a la magnificencia del
    Cluny, se empeñaron en construir en honor de Dios, pero desde la pobreza y austeridad
    necesaria para que los monjes no distrajeran sus contemplaciones divinas. Más adelante, cuando la Reconquista llegaba a su fin y necesitaban los
    reyes todas las armas disponibles de los nobles para consolidarla como de hecho
    sucedería durante toda la Edad Media- otorgaron títulos nobiliarios, unos de nueva
    creación, pero la mayoría sustentados en anteriores señoríos. Y estos señores,
    propietarios de villas y aldeas, receptores de casi todos los impuestos y a su vez
    eximidos de pagar al rey, decidieron emplear sus caudales en el mecenazgo. Cuando ya las
    tropas a su cuidado y a sus expensas les reclamaban pocos gastos gracias a la serenidad de
    las fronteras, las villas de donde eran señores y de las que seguían cobrando se
    embellecieron con las obras patrocinadas por ellos. Por otro lado la Iglesia se comportaba como señores feudales, ya que los
    miembros de las más altas jerarquías salidos también de las nobles familias-
    habían sido, a su vez, premiados por los reyes con señoríos que engrosaban sus arcas,
    ya fuera por gracia de armas, ya por las oraciones propiciadoras de conquistas. Recordemos
    aquí cómo Juan de Austria el hermano bastardo de Felipe II- arengaba a sus hombres
    en una batalla diciéndoles que mientras ellos luchaban las monjas de Medinaceli oraban
    para conseguir la victoria. Las clarisas de la villa ducal estaban bajo el manto de la
    familia De la Cerda. Así, unidos la Iglesia y el estamento nobiliario, templos erigidos
    por los primeros eran embellecidos y enriquecidos por los segundos en forma de
    fundaciones, capellanías, retablos y blasones. Cada familia rivalizaría en boato y gracias a ello en la actualidad
    podemos contemplar grandes obras. Los Frías, en Berlanga de Duero, harían construir la
    colegiata a sus expensas, aunque para ello fuera necesario sacrificar las iglesias
    románicas; se encargaron también del hospital de San Antonio y el convento de Paredes
    Albas. Los 
    Medinaceli, tanto en la villa como en algunas localidades de su jurisdicción,
    mandaron edificar la colegiata, el convento de Santa Isabel y otras iglesias y ermitas, en
    Deza, por ejemplo. Gracias a los Hurtado de Mendoza, la plaza Mayor de 
     Almazán ve vestida
    todo un lateral con el palacio, más de una vez albergue de la corte itinerante de los
    Reyes Católicos, pero, sobre todo, 
     Morón de
    Almazán se vio embellecida con un
    interesantísimo conjunto arquitectónico, mezcla de edificaciones religiosas y civiles.
    Del patronazgo de los Avellaneda en Espeja de San Marcelino, el monasterio de Jerónimos,
    sólo queda la documentación ampliamente estudiada por el profesor Frías Balsa, y un
    paredón todavía en pie. Y en 
    
    Ágreda, gracias a los Castejones, apellido prolífico en
    títulos nobiliarios, mesteños enriquecidos, aún quedan en pie, y bastante bien
    conservadas, algunas casas solariegas, una ermita, y cuatro iglesias. Aunque el gótico se extiende a lo largo de cinco centurias -desde el
    protogótico de Santa María de Huerta al gótico tardío de la iglesia de San Quirico y
    Santa Julita, de 
    Covaleda- es, en ese tiempo sereno de los siglos XV y XVI, cuando surgen
    los mejores ejemplos del gótico soriano. Pequeñas iglesias pensadas para el recogimiento
    durante el románico y aún antes, el visigótico, dorada la piedra, fueron sacrificadas
    como en el caso de las de Berlanga de Duero- para otros templos mayores donde poder
    adorar mejor a Dios. Los arcos románicos de medio punto fueron sustituidos por los
    apuntados y estos, a su vez, evolucionados hasta los Tudor o Reyes Católicos. Los
    bárbaros capiteles con inquietantes motivos orientales, con monstruos alados y terribles
    escenas de martirio, dieron paso a las hojas de acanto y escenas del Antiguo y Nuevo
    Testamento. En cuanto a las construcciones civiles, los nobles bajaron de los ya
    innecesarios y pesados castillos hasta casas con delicadas ventanas. Para algunos
    estudiosos el gótico representó la victoria de la luz sobre las tinieblas, de lo elevado
    y liviano frente a la robustez. Los arcos de medio punto dejan paso a los fuertes derrames
    de las arquivoltas y a la robustez y falta de destreza de las figuras románicas ha
    sucedido la filigrana, la estilización y la expresión viva de los representados. Lástima que, a causa de la desidia y la ignorancia, se hayan perdido
    ejemplares civiles de los que no han llegado resto alguno. Hasta unos veinticinco años
    atras, todavía se mantenía en Berlanga de Duero, en la calle de las Torres, un arco
    gótico que formó parte de una vivienda. Un buen día se desmontó y numeró o lo que es
    igual, desapareció. El expolio en esta provincia ha hecho estragos no sólo en los bienes
    muebles. Sirva como ejemplo la desaparición del gran escudo de la familia Tovar y Velasco
    que, sobre la entrada del derruido convento de Paredes Albas, en las afueras de Berlanga,
    nos indicaba quienes habían sido sus patronos. En Lumbreras, barrio despoblado de
    Gallinero, de la iglesia gótica sólo quedan unas románticas ruinas envueltas en maleza. En Soria es posible darse un buen baño de gótico, empezando por el
    protogótico de  
		 Santa María de
    Huerta, donde conviven con este estilo el románico y el
    renaciente y por la encantadora iglesia de San Miguel, en Caltojar, donde los
    cistercienses también dejaron su impronta tanto en el interior como el románico tardío
    de la portada. En 
     El Burgo de
    Osma, la magnífica catedral, merecedora de capítulo aparte, y
    las grandiosas iglesias columnarias de Soria concatedral de San Pedro-
    
    Berlanga, 
    
    Deza y 
    Retortillo, donde el estilo Renacentista se irá sobreponiendo en unos casos y
    mezclándose en otros, tal y como el gótico hiciera con el románico. Aquí y allá,
    encontrará el amante del arte gótico muestras de él, algunas tan interesantes como la
    portada de la parroquial de 
     Serón de Nágima y no lejos de esta villa, el conjunto
    monumental de Morón de Almazán. Una vez construidos los templos se hacía necesario embellecerlos, por un
    lado con las armas, como en los sepulcros de los Camargo y Salazar en la parroquial de
    Cirujales del Río, y, en general, colocadas en fachadas, capillas e impostas de todos
    templos, grandes o pequeños, elevados por su mecenazgo. Por otro con los distintos
    enterramientos de miembros de las familias, bellísimos como encajes bordados por manos de
    monja: el sarcófago con estatua yacente de un miembro de la familia Hurtado en Morón de
    Almazán; el sepulcro de los Montoya, en la catedral del Burgo de Osma. Y por fin, con
    retablos y esculturas de la época, como el de la capilla de los Coria, en la colegiata de
    Berlanga, el Descendimiento de la parroquial de Valdanzo, el impresionante calvario de
    Bayubas de Arriba y, en fin, un buen patrimonio que se irá desarrollando a lo largo de
    las rutas. 
    Si lo que interesa al viajero es el gótico civil, deberá desplazarse a
    Ágreda y contemplar las mansiones que los Castejones se construyeron para mejor vigilar
    los rebaños de merinas. Desde luego no deberá perderse la casa-fuerte de San Gregorio,
    perfectamente restaurada, sobre cuyo solar de la familia Medrano se creó el condado de
    Torrubia de Soria, un día ya lejano, y en la actualidad los tiempos son los
    tiempos- parte de la casa está destinada a fábrica de queso de oveja. 
     No lejos de allí,
    otra no menos noble familia, los Vinuesa, además de patrocinar parte de la fábrica de la
    iglesia, construyeron una pequeña casa-palacio que todavía conserva restos de buen y
    puro gótico. Allí verán el juego de pelota más noble, construido contra la pared de la
    casa, y donde han enmarcado el escudo con las armas de la familia. En Fuentepinilla, feudo
    de los Abrantes/Aguilar/Arellano/Zúñiga/Enríquez, todavía se conserva en muy
    buen estado, tanto que habitable, la casa de los condes de Aguilar. Fueron señores de
    toda la zona y en algunos momentos de la Historia, también de Cameros,
    descendientes, como casi toda la nobleza mayor, de reyes, unas veces por línea bastarda y
    otras como secundones o emparentados por matrimonio. Nótese que Enríquez fue el apellido
    de Juana, la madre de Fernando de Aragón "El Católico". Sólo queda un ejemplar de picota gótica en toda la provincia, y se halla
    enclavado en Berlanga de Duero. Está rematada con un oso abrazando un escudo, figura esta
    muy repetida en las pinturas románicas, aunque en ellas el oso tiene entre sus manos una
    colmena. La picota está blasonada con las armas de los señores de Berlanga. En la
    actualidad se están llevando a cabo las gestiones necesarias para cambiar la ubicación
    de esta interesante picota gótica y colocarla a la entrada de la villa en lugar del sitio
    escondido que ha ocupado desde siempre. 
	©
    Isabel Goig   
		Rutas 
	del Gótico Soriano(En preparación)
 
         Breve
          Bibliografía 
		
		-
        El Gótico en Soria, de José-María Martínez Frías (1980)- 
		
		
		Guía artística de Soria y su provincia, de Blas Taracena Aguirre y José Tudela de
        la Orden (1928, última edición 1997)
 - Soria, de Nicolás Rabal (1889, última edición 1980)
 - En la revista 
		
		Celtiberia existen varios artículos muy interesantes relacionados con el gótico.
        (podéis consultarla en el Archivo Histórico)
 - En la revista 
		
		Revista de Soria, podéis leer artículos relacionados con el gótico.
 - 
		Los pilares de la tierra, Ken Follet
 (apasionado y apasionante libro de ficción, ambientado en la época
          medieval, con magníficas descripciones sobre la construcción de catedrales
          góticas)
  
     
    
    
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