Etnografía del Cisco en Las Cuevas de Soria

 

Carlos de la Casa[1]

José Antonio Martín de Marco[2]

 

A cuantos de cerca y de lejos han hecho
 posible estas páginas. Es decir,
a los vecinos de Cuevas de Soria.

 

Constituían un oasis de verdor en la desierta planicie. La responsabilidad de esta desolación correspondía a la necesidad de abastecer de leña y carbón a una aglomeración humana que necesitaba dos millones de arrobas anuales de dichos productos[3].

Este texto del Prf. Domínguez Ortiz, es una clara definición de la imbricación existente entre los montes, los bosques y el carbón. Y curiosamente y pese a la importancia del tema no han proliferado los estudios si exceptuamos dos referencias clásicas con respecto al monte y un importante trabajo relacionado con estos y el abastecimiento de carbón.

Höpffner[4], publicó en 1954 un artículo en donde, con base en textos clásicos y apreciaciones contemporáneas, trazó a grandes rasgos la reducción de los montes en la vieja Castilla. Baste para comprobar esta afirmación el siguiente párrafo: El afán de tierras para el cultivo, el pastoreo, las quemas y rozas y el consumo humano[5] son los causantes de una reducción muy importante del monte, sobre todo a partir de finales del siglo XIII con la fundación de la Mesta[6].

Bauer[7], en un interesante estudio sobre España, nos habla, partiendo fundamentalmente de la legislación, de los mismos aspectos; observando y remarcando la deforestación progresiva, responsabilizando de la misma a los campesinos y ganaderos, haciendo, igualmente, hincapié en otros campos de menor incidencia como la construcción naval, el carboneo y las necesidades de las comunidades rurales.

De la pluma de Coll y Sudria, vio la luz en 1987 un trabajo sobre el carbón en España[8], pero curiosamente, y en lo que a nosotros nos interesa, apenas tiene unos párrafos[9].

Nuestro amigo y profesor, Jesús Bravo Lozano, en un magnífico libro sobre los Montes de Madrid y el abastecimiento del carbón vegetal en la centuria del XVII y XVIII, deja claro que el consumo de carbón no fue el responsable primordial del retroceso del bosque[10].

El resto de estudios se centran más en una línea socio-política y hacendística que rodea a las desamortizaciones del XIX[11].

El carbono es la forma elemental más antigua conocida por el ser humano por formar parte de él y de toda la materia orgánica. Pero curiosamente este nombre, que procede del carbón, se aplico únicamente al de origen vegetal, es decir al carbón producido por la combustión de la madera.

El carbón se define como: pedazos de leña que, después de haberlos penetrado el fuego, se apagan con tierra y quedan negros y en disposición de volverse a encender.[12]

El carbón vegetal es el residuo de la combustión incompleta y de la destilación de la leña. Su composición varía con la naturaleza de la leña empleada y con el procedimiento seguido en la carbonización.

El carbón es tanto más denso y tanto más compacto, cuanto más dura sea la leña y más apretada su textura; su densidad es casi proporcional a la de la leña y su conductibilidad parece que es tanto mayor cuanto menos denso sea. Los buenos carbones son duros, compactos, sonoros, brillantes, se rompen fácilmente y tienen la fractura irisada.

La carbonización de la leña se produce por calentamiento en ausencia del aire, en temperaturas entre 400 y 700º, y se obtiene por varios procedimientos, según el caso a que están destinados sus productos.

Se practica en pilas o montones, en hornos, en calderas, en hoyos y en vasos cerrados calentados exteriormente por la llama de un hogar, por los gases de un alto horno o por medio del vapor de agua fuertemente calentada[13].

Hasta hace poco más de un siglo era fácil ver en las zonas rurales la figura del carbonero[14], oficio prácticamente en extinción, cuyo trabajo consistía en cubrir totalmente enormes pilas de leña con musgo y ramas tiernas. Entonces prendía fuego por la parte inferior y dejaba que se quemara durante días, para posteriormente subir a la cima de la pila y pisarla.

Cuando la capa obtenía la estabilidad suficiente, era señal de que todo estaba seco y endurecido, en ese momento se procedía a abrir la pila y obtener el carbón[15].

El nombre variaba según las zonas y las características: carbón de encina, cisco de roble, picón, etc.

No vamos a entrar, no es el momento ni el objetivo de estas notas, en los usos: combustible, forja, absorbente, pólvora, etc. Pero si nos gustaría reseñar como en España y en países de habla hispana, principalmente en Méjico, el carbón vegetal se ha utilizado como combustible para los braseros, hornillos o anafres.

En el caso que nos ocupa, Cuevas de Soria, es una variante local de la carbonización en pilas. Este procedimiento es el que siempre se ha utilizado en los montes y cuyo objetivo era suministrar carbón vegetal para los usos domésticos.

Para lograr la combustión por este sistema se debe escoger un terreno que esté al abrigo de los vientos, se iguala y en su centro se planta una pértiga vertical. Para formar el suelo se establece un piso compuesto por leña[16] que converja hacia el centro y se rellenan los huecos que pudieran quedar con leña menuda. Posteriormente, se colocan alrededor de la pértiga los troncos gruesos[17], en varias hiladas, teniendo cuidado de preparar una galería central que converja hacia el centro. En la parte superior, se forma una especie de casquete con leños tendidos, lo más apretado posible, y se cubre la pila, empezando por la parte superior, con hojas y una fina capa de tierra de 8 a 10 cm., de espesor, la cual se riega. Se deja en la parte inferior una abertura de unos 15 cm. Para dar paso al aire y a los vapores. Concluida la pila, se retira la pértiga central y se aplica fuego por la galería central que se ha llenado, previamente, de materias combustibles.

La operación la carbonización presenta varios períodos:      en el primero se activa el fuego para desembarazarse de los vapores que podrían provocar una explosión; después se deja arder hasta que la llama se eleve por encima de la pila.

En el segundo, se tapa la chimenea central con una capa de césped y se disminuye el espacio dejado al descubierto, abriendo respiraderos de distancia en distancia. Cuando la pila se ha pasado lo suficiente, se refuerza la cubierta con más tierra, se modera el fuego dirigiéndolo de modo que sea igual en toda la masa. Mientras los respiraderos despidan vapores negros y espesos se dejaran abiertos, y cuando los vapores sean ligeros y azulados se taparán.

La carbonización es completa cuando la llama sale por los respiraderos de la parte inferior, entonces se cegarán todas las aberturas, se recubrirá la pila con tierra y se dejará, al menos, veinticuatro horas antes de removerla para que se acabe de apagar.

Después, se debe, esperar de doce a veinticuatro horas más antes de deshacer la pila. Este procedimiento, cuya ventaja es permitir operar la carbonización en los bosques, evita los gastos de transporte de la leña y la construcción de hornos, pero tiene el inconveniente de dejar perder los productos de la destilación y no da más que un 17% ó 19% de carbón[18].

Lógicamente, las fuentes notariales nos hablan, dentro de este mundo del carbón, de unas áreas de transportistas y de sus lugares de origen. Entre las más importantes tenemos la provincia de Soria: Abejar, Cabrejas[19], Casarejos, Cidones, Cobaleda[20], Duruelo, Herreros, Navaleno, Muriel Viejo, Salduero, Talveila, Vadillo, Vinuesa, siendo citados algunas localidades de los pinares burgaleses[21]. A este respecto nos dice Gil Abad: todos los años tenía que transportar la Hermandad los viajes que le correspondían en el repartimiento hecho en Madrid[22].

Las principales rutas eran de Castilla la Vieja a Madrid, de la Alcarria a Madrid y de dichos lugares al Real Sitio de San Ildefonso.

Estos testimonios nos indican varios aspectos: la riqueza de los montes sorianos, la calidad e importancia del carbón vegetal realizado en nuestra provincia y el peso específico en el transporte de nuestra carretería.

La estructura básica de la empresa carbonera consiste en la “obligación”, similar a la establecida para el resto de los abastos, luego es evidente que las condiciones de venta del carbón eran impuestas por Ayuntamientos y Sala de Alcaldes.

Por otra parte, no se debe olvidar que un artículo de tan gran consumo como el carbón no podía librarse de la escala contributiva[23].

Castilla, la Vieja Castilla, es una zona en donde se trabajó el carbón vegetal y uno de esos ejemplos fue nuestra provincia de Soria, aún se recuerda la importancia y renombre de Santa Cruz de Yangüas.

En Cuevas de Soria, en el año 1921, cincuenta y seis vecinos compraron el Monte a una familia de franceses, “Señores Ané”,  por 225.000 pesetas. La extensión rondaba las 1600 ha. y se hicieron cuarenta y dos suertes[24]. Todo quedó reflejado en un libro que existe, habiendo diversas copias del mismo en poder de los diferentes propietarios y/o herederos.

Según nuestros informantes[25], el 80% de la población trabajaba en la fabricación del carbón y del cisco, aunque esta era una actividad complementaria de la principal, agricultura y ganadería; y así fue hasta los inicios de la década de los sesenta.

La producción anual era de unos 3000 Kg. de cisco, que se transportaban a Soria capital a lomos de caballería, para ser vendidos casa por casa en sacos de 25 Kg.

El carbón se producía de la combustión de la leña gorda, mientras que con el ramaje se hacía el cisco. El carbón, hasta 50.000 Kg. año, se llevaba en seras hechas de esparto y cargadas en carros hasta la estación del ferrocarril de Quintana Redonda. Esto se repetía en otros pueblos como Las Fraguas, Villabuena, Monasterio, etc.

Pero los tiempos cambian, evolucionan y unos elementos van dejando paso a otros. Hoy hablamos de energías limpias, energías renovables, etc. Y el trabajo del carbón vegetal está en total desuso.

Sin embargo, los vecinos de esta pequeña localidad de cuevas de Soria, no se han olvidado y para demostrar esta afirmación basta acudir cada año, el segundo fin de semana del mes de marzo, y ver como en unas pocas horas se hace el cisco. Hoy como fiesta tradicional y día de convivencia vecinal.

Nosotros, durante este año realizamos un reportaje fotográfico, que incluimos en esta colaboración. En los pies de las láminas referimos toda la experiencia del trabajo de estos cisqueros, creemos que esta documentación gráfica es el mejor reflejo de este quehacer de antaño.

Cuando asistimos a una de estas jornadas nos vino a la mente unos párrafos de Manfredi: Cuando se huye y uno deja todo a sus espaldas, el único tesoro que podemos llevarnos con nosotros es la memoria. Sólo la memoria puede permitirnos renacer de la nada. No importa donde, no importa cuando, pero si conservamos el recuerdo de nuestra pasada grandeza y de los motivos por los que hemos perdido, resurgiremos[26].

          ¿Verdad que se puede aplicar a Cuevas de Soria y a sus vecinos?


(pulsar sobre las fotos para ampliarlas)


En el paraje “El Robledo” del monte de Las Cuevas de Soria los ramajes de encina, preparados con anterioridad en gavillas, comienzan a arder. Al lado, troncos de madera, apilados, esperan su combustión.

Isidoro Cabrerizo Cabrerizo se dispone, con motosierra, a cortar una encina cercana a la cisquera que podría entorpecer la labor de preparación del cisco por su proximidad a la hoguera, evitando que el fuego se pueda propagar.

El ramaje preparado comienza a arder.
 
El cisquero recoge ramaje de encina para preparar una gavilla por si hiciera falta para más combustión.
 
La cisquera arde mientras un cisquero barre su entorno con “la escoba” hecha con un tallito de encina al que se le ha dejado el ramaje. Se amontona “lo gordo” en la orilla de la hoguera donde va el humo, así se evita que el fuego se pueda propagar.


La limpieza del entorno de la cisquera es constante mientras el fuego se va apocando. Aún falta la combustión completa.


La hoja de encina que tras la limpia se ha recogido para echarla en la hoguera se ha colocado encima y ha ardido con el fin de que no se queme el cisco propiciando su fundición. Se observa el “horguinero”, palo de encina con el que se removerá la combustión.

Manejando la “horquilla” para que lo más grueso de la madera arda. El movimiento de la “horquilla” será hacia la parte donde va el humo. Este movimiento, realizado por Tirso González en presencia de Isidoro Cabrerizo, pretende que todo por igual adquiera la misma combustión.

A la vez que se remueve la cisquera se va arrojando agua, por Pablo Barranco Cabrerizo, a la espera de dar la vuelta al cisco con dos palas, una a cada lado. Antiguamente el agua se llevaba con caballerías en bidones de 50 litros que se guardaban de la época en que se usaban para traer el carburo que daba luz a las lámparas.

Arturo Martínez Cabrerizo, en la tercera vuelta del cisco, coge una rama no fundida de la cisquera y la retira.

Terminado el proceso de envasado del cisco, de derecha a izquierda posan los cisqueros: Justo Barranco Cabrerizo, Elpidio Barranco Cabrerizo, Gregorio Barranco Cabrerizo, Isidoro Cabrerizo Cabrerizo, Elena Barranco Cabrerizo, Tirso González Muñoz, Francisco Cabrerizo Barranco, Toño González Cabrerizo, Pablo Barranco Cabrerizo, Celestino Ortego, Arturo Martínez Cabrerizo, Jaime Fernández Moreno, Ricardo Aragonés. Son los “cisqueros mayores”.

© Carlos de la Casa
© José Antonio Martín de Marco
Cuevas de Soria, 24 de Septiembre
Nuestra Señora de la Merced


GLOSARIO:

Carbonada: montón de carbón presto a arder

Carbonar: pintarrajear, embadurna, ennegrecer con carbón.

Carbonear: reducir a carbón la leña.

Cisco: carbón vegetal menudo, empleado particularmente para el brasero.

Cisquera: montón de madera que se prepara para hacer el cisco.

Cisquero: personal que produce el cisco[27].

Covacha: responde al nombre de una cueva existente en una roza donde los mozos, antaño, iban a asar castañas y a charlar.

Escoba: ramaje de encina que se usa como escoba para barrer hacia la cisquera las sobras.

Fabriquero: Hombre polivalente, no solamente el que arma los hornos y domina la técnica para dejar el carbón “granado”, sino que además es un representante y un intermediario del obligado ante los pueblos para ojear posible montes, asistir a subastas y apalabrar contratos que luego cerrara el obligado con el escribano

Gavilla: brazada, haz de ramaje de encina que se prepara para ser quemada en la cisquera u hoguera.

Horguilla: palo de encina asemejado al horguinero con el que se revuelve la madera que aún no se ha consumido.

Horguinero: palo de encina con el que se remueve la combustión del cisco.

Perejón: pozo existente en el río Izana, lugar en donde en otro tiempo iban los chicos a bañarse.

 

BIBLIOGRAFÍA

BAUER MANDERSCHEID, E. (1980). Los montes de España en la Historia. Madrid.

BRAVO LOZANO, J. (1993). Montes para Madrid. El abastecimiento de carbón vegetal a la Villa y Corte entre los siglos XVII y XVIII. Madrid

COLL, S y SUDRIA, C. (1987). El carbón en España, 1770-1961. Una historia económica. Madrid.

DÍEZ ESPINOSA, J. R., (1986). Desamortización y economía agraria castellana. Valladolid, 1855-1868. Valladolid.

DOMÍNGUEZ ORTIZ, A. (1984). Sociedad y Estado en el siglo XVI y XVII español. Barcelona.

DOMÍNGUEZ ORTIZ, A. (1986). Sociedad y Estado en el siglo XVIII español. Barcelona.

GARZÓN PAREJA, M. (1983). La Hacienda de Carlos II. Madrid.

GIL ABAD, P. (1983). Junta y Hermandad de la Cabaña Real de Carreteros. Burgos-Soria.  Burgos.

HÖPFFNER, H. (1954). La evolución de los bosques en Castilla la Vieja. E. G., 56, págs. 415-430.

MADRAZO, S. (1981). Precios del transporte y tráfico de mercancías en la España del Antiguo Régimen. Moneda y Crédito, nº 159, págs. 39-71.

MANFREDI, V. M. (2002). La última Legión. Barcelona.

ROSELLO, M. E. et Alii. (1987). El carbón de encina y la dehesa. Madrid.

SANZ GARCÍA, P. (1998). Soria provincia: La domesticación del fuego. Casos y Cosas de Soria. Madrid, págs.338-341.

VV.AA. (1876). Enciclopedia de los Conocimientos Humanos. Madrid, tomo IV, págs. 765-767.

- eCovarrubias.com. Haciendo carbón vegetal

- historiacasasviejas.blogspot.com. La explotacion del carbon vegetal y 3
- historiacasasviejas.blogspot.com. La explotacion del carbon vegetal 2

- El Cisco en Las Cuevas de Soria

 

NOTAS

[1] .- Profesor del Centro Asociado de Soria. Universidad Nacional de Educación a Distancia.

[2] .- Archivero Municipal. Soria.

[3] .-DOMÍNGUEZ ORTIZ, A. (1984). Sociedad y Estado en el siglo XVI y XVII español. Barcelona, pág. 301.

[4] .-HÖPFFNER, H. (1954). La evolución de los bosques en Castilla la Vieja. E. G, nº 56. págs. 415-430.

[5] .- Se refiere especialmente a la construcción.

[6] .- BRAVO LOZANO, J. (1993). Montes para Madrid. El abastecimiento de carbón vegetal a la Villa y Corte entre los siglos XVII y XVIII. Madrid, pág. 11.

[7] .- BAUER MANDERSCHEID, E. (1980). Los montes de España en la Historia. Madrid.

[8] .- COLL, S y SUDRIA, C. (1987). El carbón en España, 1770-1961. Una historia económica. Madrid.

[9] .- BRAVO LOZANO, J. Op. cit. pág 15, nota 1.

[10] .- BRAVO LOZANO, J. Op. cit. pág 13.

[11] .- Para más datos bibliográficos recomendamos: BRAVO LOZANO, J. Op. cit. págs. 297-299.

[12] .- VV.AA. (1876). Enciclopedia de los Conocimientos Humanos. Madrid, tomo IV, págs. 765-767.

[13] .- VV.AA. (1876). Op. cit. págs. 765-767.

[14] .- En algunos lugares se les llamaban fabriqueros. Estos carboneros o fabriqueros eran de Galicia, Portugal o autóctonos.

[15] .- Muchos murieron al caer en la pila, todavía sin endurecer.

[16] .- El Consejo de Castilla, con  el fin de proteger los montes estableció una legislación al respecto. Ver BRAVO LOZANO, J. (1993). Op. cit. Págs 62-64.

[17] .- En Cuevas de Soria, son encinas. Aunque en algunos sitios y ante la escasez de otro material se pudo utilizar la paja de los cereales, como induce BRAVO LOZANO, J. (1993). Op. cit. págs. 29 y 30 (nota 28).

[18] .- Como es lógico estos párrafos corresponden a la teoría, posteriormente, cada localidad introducía sus variantes.

[19] .- Estimamos que se refiere a Cabrejas del Pinar.

[20] .- Se cita con b.

[21] .- MADRAZO, S (1981). Precios del transporte y tráfico de mercancías en la España del Antiguo Régimen. Moneda y Crédito, nº 159, págs. 39-71. BRAVO LOZANO, J. (1993). Op. cit. págs. 83-115.

[22] .- GIL ABAD, P. (1983). Junta y Hermandad de la Cabaña Real de Carreteros. Burgos-Soria.  Burgos, pág. 247.

[23] .- GARZÓN PAREJA, M. (1980). La Hacienda de Carlos II. Madrid.

[24] .- Hoy día, cada descendiente mantiene su “suerte” del Monte.

[25] .- Don Isidoro Cabrerizo,  D. Justo Barranco y D. Tirso       . A ellos nuestra gratitud.

[26] .- MANFREDI, V. M. (2002). La última Legión. Barcelona.

[27] .- Hoy en día realizan esta labor los miembros de la Asociación “La Covacha y el Perejón”

 

Anotaciones a la Historia de Las Cuevas

El Cisco en Las Cuevas de Soria

Villa Romana "La Dehesa" de Cuevas de Soria

La villa romana de Cuevas de Soria

  volver a
GASTRONOMÍA/LABORES DEL CAMPO

  volver a 
PÁGINAS DE ETNOLOGÍA

 

FORMULARIO  esperamos vuestras Colaboraciones

© Aviso legal todos los textos de las secciones de Pueblos y Rutas, pertenecen a la obra general Paseando Soria de Isabel y Luisa Goig Soler y tienen su número de Registro General de la Propiedad Intelectual: 00/2003/9219.
Los trabajos originales de Etnología, Historia y Heráldica también están registrados por sus autores.
Así mismo los textos de los libros de las autoras están protegidos con su correspondiente ISBN

página principal soria-goig.com