VENTAS, POSADAS Y MESONES EN LA PROVINCIA DE SORIA

José Vicente de Frías Balsa
UNED, Soria

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     El texto que sigue forma parte de un libro, no nato, sobre gastronomía de la provincia de Soria. Libro que no trata de recetas, pues el tema ha sido ya exhaustivamente tratado, entre otras, por Isabel, Concha y Luisa Goig Soler.
En posadas y mesones -tan bien retratados en las inmortales páginas del Quijote- se comía y, en algunos ocasiones, los en ellos cogidos, opinaban sobre la calidad de los productos que se les ponían en mesa y mantel y sobre otros extremos relativos a estos establecimientos. De la calidad de los servicios prestados por estos establecimientos han llegado a nosotros opiniones distintas. ¿Quién mejor que los viajeros que anduvieron por éstas para que nos informen?  Vamos al tema.

 CLICK!! El Burgo de Osma

     Santa Teresa de Jesús, cuando el año 1581 se dirigía a fundar el convento de la Santísima Trinidad de Soria, reconoce que tuvo [el padre Doria] poco trabajo en este camino. Porque el que envió el obispo [Alonso Velázquez, obispo de Osma (1578-1582)] nos llevaba con harto regalo y ayudó a poder dar buenas posadas, que, en entrando en el obispado de Osma, querían tanto al obispo, que, en decir que era cosa suya, nos las daban buenas.

     Claude de Bronseval, en 1533, se refiere a la venta de Arcos de Jalón en los siguientes términos: llegamos a una venta, esto es, una casa nueva, hermosa y buena, llamada Las Llanas, perteneciente al primer secretario del ya nombrado duque [de Medinaceli, Juan de la Cerda (1485-1544), II duque]. Allí fuimos muy bien alojados hombres y animales, y dormimos digna y apaciblemente.

     Enrique Cook, notario apostólico y archero de la Guardia del Cuerpo Real, en la Jornada de Tarazona, 1592, ofrece curiosas noticias sobre la provincia y el tema que nos ocupa. El monarca y su séquito, entre los días 5 al 11 de mayo, pasó por Ágreda, Añavieja y Dévanos, donde nos aposentamos. Aldealpozo, donde estaba hecho el alojamiento de su majestad, y la compañía pasó adelante tomando el camino a mano izquierda y, siendo bien anochecido llegó a un lugar que se dice Tosalmoro, [Tozalmoro] donde quedó la mayor parte y halló con dificultad recudo para comer y pensar los caballos. Otros que no cupieron fueron a otro lugar llamado Villasequina, [Villaseca] y pasaron como pudieron.

Tozalmoro

     El lunes 7 de diciembre, el rey estableció su palacio en las casas principales de los mayorazgos de los Castilla y de los Río, junto a la Colegiata de San Pedro, cuyas obras se habían acabado recientemente. La tropa retrocedió hasta Velilla. Ya el miércoles, día 9, salió de Soria para llegar a comer a un pueblo sito entre la Ciudad y Almazán, y a la compañía se la dio licencia para dirigirse a Madrid, tomando posada en Quintana Redonda. Felipe II pernoctó en el palacio de los Hurtado de Mendoza, en Almazán. El jueves partió para Berlanga, donde hizo noche para salir de la Villa hasta tomar posada en Cobertelada y Almántiga. Luego seguirían por Villasayas y Barahona.

VillasayasBarahona

Del 6 de octubre de 1587 tenemos una referencia al mesón del hoy despoblado de Horadero. Es ésta: Juan de Pedro y Juliana Diez, su mujer, vecinos de la villa de Langa de Duero, toman a renta de Diego Baiz, señor de Tovilla del Lago (Burgos) y vecino de la villa de Peñaranda de Duero, en nombre de Juan Carreño de Toledo, su yerno, la casa y mesón sita en el lugar de Horadero, jurisdicción de Langa. Por dos años de San Juan de Junio de 1588 a 1590, por 6.375 mrs. al año.

Cuando el lugar de Torralba se eximió de la jurisdicción de la villa de El Burgo de Osma, al posesionarse sus autoridades, nombradas el 30 de junio de 1579, fueron a visitar el mesón de Pedro de la Cámara, el de Rodrigo de la Cámara, el de Juan del Burgo, labrador, y el de Catalina, viuda de Alonso Ruiz, y las medidas, arneros, camas y pesebres de los mesones y les hizo quitar los aranceles que tenían de las justicias puestas por el obispo y les dio otros nuevos y les hicieron postura de paja y cebada y se les apercibió no tengan puercos ni gallinas.

Torralba del Burgo

En las Hordenanças echas por la Justiçia y Regimiento desta Villa del Burgo, el 20 de enero de 1594, en Reformacion de otras antiguas de la orden que se a de guardar en los mantenimientos, se lee, en su capítulo 11, lo que sigue: Iten que los mesoneros tengan las rropas de las camas limpias y los arançeles en parte publica do se puedan bien ber y leher con buenas criuas y arneses y los pesebres sanos y adereçados y que no tengan ny consientan puercos ny abes en las caballeriças y tengan çerraduras en los aposentos por defuera y dentro para los huespedes que pidieren camas con aposento con serviçio en cada cama para orinar. Y como en los mesones había que hacer ciertas necesidades, al igual que en el resto de las casa de morada de la Villa, el capítulo 23 manda, para precaver males mayores, que de ninguna cosa se baçie agua ny otras cosas sin avisar y dezir Agua va por las bentanas de tal manera que se oyga y entienda por los que pasaren so pena de un rreal de pena por cada bez y tres dias de carçel y mas que pague el daño.

CLICK!! Almazán

     Bartolomé Joly, consejero y limosnero el rey de Francia, viajó a España, en 1603 y 1604, acompañando a M. Baucherat, general de la Orden del Císter. En su relación del viaje, a veces bastante brutal y de un realismo truculento, al llegar a Almazán, después de besar la mano de Francisco Hurtado de Mendoza y Cárdenas, II marqués de Almazán y V conde de Monteagudo, escribe: De Almagro pasamos a la villa de Almazán, sobre el río Duero, bien cerrada con muros con picos llamados almenas. Besamos la mano al señor marqués, que ha sido virrey de Navarra, y vimos a la marquesa [Ana Portocarrero] que iba a tomar el fresco a los jardines, llevada en una silla de brazos, sus hijas seguían a pie, sin capas y pintadas en lo posible. Y continúa: Fuera de la villa, cerca del puente del Duero, fuimos bastante bien alojados pero al día siguiente muy mal, tanto al comer como al dormir, en Osma, que es una villa contenida en diez o doce casas hechas de adobera que son ladrillos de barro secados al sol, usados de ese modo en todas las casas de este país por no haber madera para hacerlas… Saliendo de Burgo de Osma nos alojamos en una pobre y miserable villa de Velilla [de San Esteban] donde me confirmé en el dicho que los campesinos de Castilla son verdaderos cenicientos mucho más sometidos al rey que los otros españoles.

     Antonio de Brunel, en 1656, después de haberse refrescado en Sigüenza se fue, con sus compañeros, a dormir a Fuencaliente de Medinaceli. Dice: Nos fuimos a dormir a Fuencaliente, es decir, a hacer penitencia de ese poco gusto que habíamos tenido a mediodía. Porque si el nombre de ese lugar quiere decir fuente caliente, puedo decir que estaba bien bautizado. Tanto sufrimos allí de calor y tan mal nos vimos acomodados en todas las casas. Era el huésped, además, una persona completamente bárbara, huraña y digna del lugar que habitaba, que es bastante salvaje. Al día siguiente tuvo un incidente con los empleados de la aduana de Arcos de Jalón y después de un tira y afloja le dijeron que podía ir a la posada y que toda nuestra ropa estaba decomisada.

     No está de más recordar que los ayuntamientos, en los que se ofrecían servicios de alojamiento, dictaron normas para el correcto funcionamiento de este tipo de alojamientos. Sólo citaremos, por no ser farragoso, el caso de Retortillo, de 16 de enero de 1739. José de Ayuso, alcalde ordinario de la villa, de la que era señor el marqués de Lérida, ordenaba a Pedro Ucero, mozo mesonero, que no llevéis a los viandantes, pasajeros y arrieros que con ganado entren a vuestra casa más precio que a quince quartos pro cada un celemín de cebada en que entre la paja que diésedes para los ganados. Que tengáis vuestra casa abierta asta las diez de la noche y en ella no consintiéredes personas de mala fama ni de gremios que no sean católicos ni a personas de esta villa que ocupen el hogar de la lumbre. También, que la cuadra y pesebres se vuestra casa los tengáis bien aderezados y curiosos y con buen abrigo y que los arneses y cribas los tengáis compuestos y de buen espacio para limpiar y acribar la paja y cebada para los ganados. Y finalmente, que no consintiéredes que los arrieros ni otras personas que estuvieren en vuestra casa no levante la pleitos algunos ni blasfemos contra la Magestad Divina y caso que sucediere daréis cuenta a mi persona para proveer lo que hubiese lugar en este caso. De no cumplir con lo establecido se multaría al mesonero con 1.000 mrs. aplicados para la cámara del conde de Lérida, que lo era 2º titular, Agustín José de Torres la Cerda Río y Bolea, casado con Antonia Leonarda Manso de Zúñiga y López del Río, hija de Antonia López del Río, señora de Gómara y Almenar, y su 2º marido Pedro Manso de Zúñiga y Salcedo.

Almenar

Un viajero anónimo, en 1770, da cuenta de su estancia en Jadraque (Guadalajara) y luego asegura que la tarde no fue menos fastidiosa, para ir a dormir a una mala aldea Rebolloza (Rebollosa). El día siguiente, dice, fuimos a comer a Baraona que es una aldea muy sombría. Otro día anduvimos cinco leguas largas por grandes campiñas para comer en un pueblo llamado Almenar, situado en unas tierras de labor y en un llano muy hermoso, semejante a Beance. Pensamos ser allí muy mal tratados por la imprudencia de la dueña de la posada en donde estábamos alojados. Era una tunanta que decía haber perdido dos servilletas y que debían haber sido cogidas por nuestros criados que siempre hemos tenido por muy fieles, pero a fin de acabar la disputa se le ofreció pagar mucho más de lo que valían y, llegando el bruto de su marido dijo que no quería dinero, que quería tener sus servilletas que habían ocultado tanto como un plato de plata que nuestro oficial encontró. Persistiendo en su insolencia ese tunante, uno de la compañía, no pudiendo sufrir le dio algunos puñetazos que le arrojaron por tierra en una charca llena de agua helada. Inmediatamente aquel miserable corrió a la iglesia para hacer tocar a rebato y, en poco tiempo, vimos llegar todos los habitantes armados dispuestos a asesinarnos, pero el alcalde del lugar habiendo oido nuestras razones y la manera que habíamos obrado, reprendió a aquella mujer con severidad. Continuando en su ruta llegaron a Almazán, una villa muy pequeña, muy linda, que fue el mejor alojamiento y el más agradable de ese camino y quizá de toda España.

Rebollosa de los Escuderos

     Melchor Gaspar de Jovellanos Ramírez, que había conseguido el título de bachiller en Leyes por la Universidad de Osma el 9 de junio de 1761, cuando libre de la prisión mallorquina se dirigía a Jadraque (Guadalajara), viajó por Soria los días 29 a 31 de mayo de 1808, pasando por Ágreda, Hinojosa del Campo, Almenar, Zamajón, Almarail, Almazán, Cobertelada, Villasayas y Barahona. Dos hospederías cita de la provincia: la de Hinojosa del Campo y la de Cobertelada, una por sucia y la otra por ruin. De la primera, que había sido reconstruida entre 1790 y 1791 y en la que se hospedó el lunes 30 de mayo, escribe: A comer a Hinojosa del Campo, en la venta que está a su lado y sobre el camino; harto buena, mas en cuanto a limpieza, ¡puf!. Salida a las tres. En la Venta un Archivero de la Secretaría de Hacienda con su mujer y familia en coche; y en una calesa iba en su compañía uno que dijo ser médico del Retiro y censor de la Sociedad de Madrid… El territorio de Hinojosa, bien cultivado, tiene mucho y buen centeno. De la de Cobertelada, en la que se halló el martes 31 de mayo, dice: hallamos una ruinísima posada con un solo cuarto. Por ello hubo de hospedarse en la casa de Julián de la Torre Alonso, párroco de la localidad.

Hinojosa del Campo (Soria)

     Volviendo a Hinojosa, el 9 de septiembre de 1789, una vez concedida licencia por el Supremo Consejo para edificar la posada, que se presupuestó en 32.000 rs., el Concejo del lugar se vio precisado a empeñar la dehesa borregil por el tiempo necesario para cubrir su importe. Sacados los pastos a subasta se remataron a favor de Francisco González de Castejón y Veraiz, marques del Vadillo, quien se comprometió a pagar 1.250 rs. anuales con la condición de aprontar por de contado la de los enunciados 32.000 rs. para la construcción de la expresada obra. Una vez edificada, el 30 de enero de 1792, como era costumbre se reunieron los vecinos del lugar para sacar a pública subasta la prestación, durante cuatro años, del servicio de la Posada. Solía ser costumbre el reunirse todos los vecinos para hacerlo. En esa ocasión se remató en Manuel Alonso y Antonia Gaspar, su mujer, en la cantidad de 300 ducados, lo que equivalía a 3.300 rs. Entre las condiciones para la explotación se citan que ha de dar buen trato a los pasajeros, llevarles sólo lo justo, tener siempre dispuesto el puchero y sopa con algún principio y postre, leña abundante para las quatro chimineas francesasa, sobrecamas buenas y lo demás necesario al excesivo frío que se experimenta en este País, cumpliendo las demás condiciones de tener surtida la Posada y asistir a los viajeros que le concurran. Había de dar posada a todo viandante trayendo caballería, mas a los que no la lleven será su voluntad, y por lo que pueda ocurrir dar razón a la Justicia de los que en ella se hospeden. No podía impedir a las personas del pueblo que vayan a la Posada, habiendo pasajeros, a vender huevos, gallinas, pollos y demás comestibles, exceptuando pan y vino. Además había de dar dos camas, cuando se lo ordenara la Justicia local, para el alojamiento de soldados de infantería, pagándole por cada una 16 rs. si era de noche y la mitad a medio día y lo mismo por los soldados de caballería y por razón de luz y paja 12 mrs. de noche y 6 mrs. de medio día.  

Langa de Duero

     Sólo unos años después, el 7 de noviembre de 1794, el doctor Domino de Aguilar, presbítero, cura propio de la parroquia de El Burgo de Osma, instituida canónicamente en la catedral de Santa María de Osma, informa que en la villa de Langa de Duero, distante de la capital del obispado de Osma cinco leguas, se halla establecido un mesón donde se acoge todo género de trajinantes. Y añade que con motivo de no tener la comodidad necesaria para todos los que concurren, muchos de ellos tienen la precisión de quedarse en la calle o replicar a deshora de la noche a los vecinos tengan a bien recogerles en sus casas, lo que  da motivo a que sufran unos y otros varias incomodidades y mucho más cuando pasa tropa por dicho pueblo, pues siendo como es una calzada que abraza todas las castillas, Aragón, Cataluña, Galicia, Extremadura y otras provincias y hallarse dicha villa a mitad de camino entre Aranda de Duero y esta villa del Burgo son inmensos los que hacen pensión en ella, faltándoles a los unos disposición de cuadras para la colocación de sus ganados y a otros proporción de camas para su descanso por carecer de ellas la posada única que hay endicha Villa, de que se siguen notorios perjuicios no sólo a dichos trajinantes sino también a la misma tropa especialmente a la de caballería porque con motivo de ser pequeñas las casa de dicha población para entrar en ellas los caballos es preciso quitarles antes las sillas por no poder entrar con ellas en dichas cuadras y tenerlo como tengo yo en dicha Villa una casa grande con bella disposición de poderse poner cuantas camas se quieran, con grandes cuadras, corral y un pozo de agua saludables donde a poca costa y sin trabajo puedan beber los ganados que concurran a ella sin necesidad de bajar al río Duero que se halla  a bastante distancia del pueblo, mirando por la utilidad pública de las tropas y trajinantes me he propuesto hacer en ella un mesón de los de mayor utilidad de la comarca y deseando establecerse con real facultad para perpetuidad y subsistencia y que ninguno por fines particulares pueda embarazarlo” apodera a Hipólito, agente de negocios, para que se me libre la Real facultad correspondiente para el establecimiento de dicha casa mesón con la de poder poner en ella una tarjeta que diga mesón con Real Facultad y Supremo Consejo imponiendo a los que se opusieren a tan justo como noble pensamiento las penas, multa y apercibimiento que fuere de su real agrado.

Almarail

     Por el Catastro del marqués de la Ensenada conocemos que, a mediados del siglo XVIII, existían mesones, cuando menos, en los siguientes pueblos de la geografía soriana: Abejar, Abioncillo, Ágreda (2), Alaló, Alconaba, Alcubilla de Avellaneda, Aldealafuente, Aldealpozo, Almajano (2), Almarail, Almarza (2), Almazán (4), Almazul, Almenar, Arcos, Arenillas, Barahona, La Barbolla, Barcones (2), Bayubas de Arriba, Bea, Berlanga (2), Blacos, Bocigas de Perales, Bordecorex, El Burgo de Osma (3), Cabrejas del Pinar, Cabreriza, Calatañazor (2), Cañicera, Caracena, Carazuelo, Carrascosa de Arriba, Casarejos, Castilfrío, Castillejo de Robledo, Castro, Cigudosa, Ciria, Covaleda, La Cuenca, Cubilla, Deza, Espeja, Esteras del Ducado, Fresno de Caracena, Fuensauco, Fuentecambrón, Fentelpuerco (hoy Fuentetovar), Fuentepinilla (posada), Las Fuentes de San Pedro, Fuentetecha, Garray, Gómara, Guijosa, Herreros, La Hinojosa, Hinojosa del Campo, Ines, Iruecha, Langa (taberna-mesón), Laina, Losana, Lubia, Madruédano, La Mallona, Martialay, Matalebreras, Medinaceli, La Mercadera, Miño de San Esteban, Molinos, Monasterio, Montabes, Montenegro de Cameros, Morcuera, Morón de Almazán, La Muedra, Muro de Ágreda, Nafría de Calatañazor, Nódalo, Noviercas, Ojuel, Ólvega, Oncala, Ontalvilla de Valcorba, Osma, Orillares, Palacio de San Pedro, Paones, Pedro, Peralejo de los Escuderos, La Perera, La Póveda un mesón y una venta, Radona, Rebollo, Rebollosa de Pedro, Recuerda, Rejas de San Esteban, Rello, Renieblas, La Revilla, La Riba de Escalote, Romanillos de Medinaceli, San Esteban de Gormaz (2), San Leonardo, San Pedro Manrique (2), Santa María de Huerta, Sarnago, Serón de Nágima, Soria (7), Sotillos de Caracena, Taniñe, Taracueña, Torlengua, Torralba, Tozalmoro, Trévago, Ures de Medinaceli, Valdenebro, Valderromán, Valvenedizo, Velilla de la Sierra, Velilla de Medinaceli, Viana, Villaciervos, Villarraso, Villasayas, Yanguas, Zayas de Torre…

     La misma fuente informa de la existencia de un mesonero en cada uno de los siguientes lugares: Alentisque, Borjabad, Frechilla, Fuentecantos, Maján, Momblona, Nolay, Ontalvilla de Almazán, Portelrubio, Valdenebro… Y posaderos en Ciadueña, Nepas, Ribarroya, Valdealvillo, Velilla de San Esteban… 

     El mesón de la villa de Velilla de San Esteban, con rollo jurisdiccional de madera –sólo conocemos en este material constructivo el de Muriel de la Fuente y el de Santiuste– perteneció a los señores de la susodicha villa, sita en la margen del Duero Soriano, señores, a la vez, del despoblado, desde 1709, de Santuy. Estos fueron, entre otros, algunos de sus titulares: Jerónimo de Quincoces. Jerónimo de Olaso. Melchor de Olaso Queipo de Llano. Melchor Antonio de Olaso Queipo y Quincoces. Gaspar Olaso Queipo de Llano Peña Fernández de Córdoba y de Velasco Sevilla San Severino y Quincoces. Juan Santiago de Olaso…

       En concreto el mesón de Arcos de Jalón pertenecía al duque de Medinaceli quien lo solía arrendar. Así, el 20 de diciembre de 1784, lo tenía en renta José Morales, quien además regentaba el horno de poya, también del duque. En esa fecha debía a su propietario 3.736 rs. y 6 mrs., comprometiéndose a pagarlos a José Mariano Rodríguez de Mora, contador del de Medinaceli, en el plazo de nueve meses.

     El 26 de enero de 1830 el abad, prior y monjes del real monasterio de Santa María de Huerta solicitaban a su general licencia para tomar un censo destinado a la fábrica de un Parador o Posada pública en el nueva carretera de Aragón, que pasa al frente del Monasterio, y que comenzó a edificarse con la cantidad de 63.733 reales que para el efecto presto nuestro reverendísimo padre maestro don fray Clemente Barbajero [abad que había sido del monasterio en 1795]. Pero como para que la obra fuera útil y sólida se necesitaba más dinero y como el monasterio, por un conjunto de fatales circunstancias, no se halla en el día en estado de concluirlas, sin recurrir a medios extraordinarios, acordaron tomar el censo. Fray Felipe Candamo, general reformador de la Orden de San Bernardo en Castilla y León, les autorizó, el 10 de febrero, a hacerlo hasta de 120.000 reales, que deberán invertirse exclusivamente en la obra del Parador. El establecimiento se puso bajo la abvocación de San Roque y en él se colocó un cuadro del santo, que se trajo de Madrid y por el que se pagaron 400 reales. Poco tiempo disfrutaron los religiosos de los beneficios del parador, pues las leyes desamortizadoras del ministro Juan Álvarez Mendizábal desposeyeron a los cistercienses de sus numerosas y legítimas propiedades.

Santa Maria de Huerta

     Las leyes desamortizadoras del siglo XIX y la exclaustración, que dieron al traste con más de la mitad del patrimonio histórico, artístico, etnológico… de España, pusieron en venta los bienes de los conventos y monasterios que pasaron a ser, por real decreto, Bienes Nacionales. Entre ellos, por no presentarse comprador, el arrendamiento del parador de San Roque… del monasterio de Santa María de Huerta, anunciado en el Boletín Oficial de la Provincia de Soria, en su número del 10 noviembre 1837. Anuncio que se repite el 23 de febrero del año siguiente por no haberse presentado postor. En el número de 11 octubre 1843 se anuncia su remate, tasado en 170.526 rs. y capitalizado por 153.450 rs. En el de 13 noviembre 1843, se lee que no habiéndose verificado en esta capital los remates publicados en los Boletines oficiales de 29 de Septiembre y 9 y 11 de octubre últimos para al subasta de dos molinos harineros y cuatro casas, sitas en la villa del Burgo de Osma, cuya fincas han pertenecido al Ilmo. Cabildo Catedral de Osma, como igualmente el Parador de S. Roque, sito en la carretera de Aragón, que correspondió al Monasterio de Santa María de Huerta; se anuncia nuevamente para el remate que ha de celebrarse a los 15 días de la fecha de este anuncio, que se cumplirán el día 2 de Diciembre próximo. Al final se vendió como predica el precitado boletín el 8 diciembre 1843, al informar del remate, en 450.000 rs. por Fausto Jiménez, para ceder a Manuel Andrea, del parador de San Roque, sito en la carretera de Aragón, que perteneció al Monasterio de Santa María Huerta.

La misma fuente de información, el 8 julio 1839, anunció el arrendamiento de la casa posada de Villaciervos, perteneciente al convento de las monjas Clarisas de Soria.

El 28 de septiembre de 1850 Pedro Ágreda, vecino de El Burgo y administrador del III marqués de Gerona y vizconde de Castro y Orozco, José Castro y Pérez Orozco (1808-1869), arrendaba, a Andrés Sevillano, vecino de Cascante, la casa posada del marqués, sita en Villaciervos, por dos años y dos meses y 850 rs. anuales a satisfacer anticipadamente cada un plazo de seis meses incluso el primero. Más tarde, el 9 de noviembre, volvía a arrendar una posada, en el mismo lugar, a Ángel Rodrigo, vecino de Soria, por un año y siete meses y 1.208 rs. 14 mrs. En El Burgo de Osma, el mismo administrador, el 17 de julio de 1850, arrendaba, a Agustín Gallo, vecino de la Villa, la Posada del Sol, en la Calle Mayor, por tres años menos un mes, por 2.000 rs. anuales, a pagar en dos plazos iguales. Los límites del inmueble eran: fachada, Calle Mayor; poniente propiedades de Juan de la Torre y Ceballos; norte, arroyo que baja del Hospital de San Agustín y saliente, casa en que vive Mariana López. La misma posada se había arrendado, el 29 de agosto de 1629, por Rodrigo López de Rivera, hijo de Rui López y María de Cogollos, a Francisco Rodríguez, cirujano, vecino de El Burgo de Osma.    

CLICK!! Ágreda

El Boletín Oficial de Ventas de Bienes Nacionales de la Provincia de Soria, de 20 de enero de 1860, sacaba a subasta la posada de Ágreda, titulada Los Mesones. El anuncio nos dice que constaba de planta baja, principal y desvanes, hallándose en la planta baja cuatro cuadras con pesebres para 70 caballerías. La de Matalebreras, según la misma fuente, tenía planta baja y principal, y en la baja se hallan una espaciosa cuadra con pesebre para 70 caballerías. De la de Morón informa que tenía, a la entrada, un corral con 185 metros y 60 centímetros, otro corral de 167 metros cuadrados, dos cuadras con 154 pesebreras y un pajar con 186 metros y 50 centímetros. Contaba, además, con portal, cuarto, despensa y cocina. En el piso principal tiene recibidor, una sala, y tres cuartos

En el viaje que realizaron los hermanos Baroja a las fuentes del Duero, cuya crónica publicaron en El Imparcial (1901), se hacen alusión a las posadas de Soria, Toledillo, Covaleda, Vinuesa y Herreros, que es la posada más pobre y la gente más afable.

CLICK!! Vinuesa

Entramos en Vinuesa –escriben-, preguntamos por una posada y no sindican una que tiene un soportalillo en la puerta. Cruzamos el zaguán; en el fondo, en un cuartucho, hablan una cuantas viejas.

-¿Se puede comer aquí? -preguntamos.

-Pagando… –dice una de las viejas.

-Se pagará… ¿Qué hay para comer?

-Usted dirá.

-¿Hay huevos?

-No señor, no hay.

-¿Habrá carne?

-¡Carne! Ja, ja… Es comida cara.

-Pues, ¿qué demonios hay? ¿O es que en este pueblo no se come?

-¡Ya lo creo que se come! –y todo el montón de viejas se ríe sarcásticamente como brujas de Goya.

-Bueno, vámonos, -digo yo.

-Vayan, vayan ustedes donde quiera.

Indudablemente, las viejas de Vinuesa son muy finas. Salimos a buscar otra posada, preguntamos aquí y allá y por una calle que tiene a ambos lados casas grandes y hermosas con blasones llegamos a otro mesón en donde llamamos. El mesonero, un hombre rechoncho, gordo y rojizo, con la cara tapada por un pañuelo negro, sale a la puerta. Nos estudia, vacila en responder a la pregunta nuestra de si habrá de comer o no en su casa y por último decida y contesta que sí. Nos dice que esperemos una hora.

… Al volver a la posada el posadero quiere ponernos la mesa en un cuarto oscuro, en una de cuyas paredes se ve la imagen de no sé que santo. Pedimos que nos sirva de comer en un patio donde da el son y esta exigencia produce en el hombre un efecto de asombro y de desconfianza verdaderamente terrible: sacamos nosotros la mesa al patio. Al poco tiempo viene el hombre del mesón con un salero, deja caer sobre la mesa algunos granos de sal y coloca el salero en la puerta del patio. Indudablemente, conjura así nuestra perversa intención.

Va trayendo después las viandas, y al notar que comemos como los demás mortales, que no tenemos cola ni cuernos, esto por muchas razones, una de ellas por la solteronía que nos distingue, adquiere el hombre alguna confianza y nos cuenta detalles de la pinochada, una fiesta que se celebra en el pueblo el día de San Roque.

… Creyendo haber conseguido la confianza de los posaderos –se presenta la posadera, una mujer de ojos ribeteados-, les digo yo que en un pueblo del Guadarrama nos tomaron por destripadores de dichos, y la mujer exclama:

-Y todo podía ser.

     Por lo que a ventas se refiere Emilio Ruiz Ruiz ha recogido algunas de ellas. Así cita la Venta del Hambre, en el camino de Deza a Cihuela, de la que asegura que no debió ser lugar apropiado para restaurar el hombre a juzgar por su nombre. La de Mazalvete, en la que se hacía el cambio de tiro de las diligencias de Gómara y Torrelapaja. La de Ciria, a la entrada de la importante aduana o puerto seco en tiempos de Felipe II, en la Vigornia, pasto de las llamas en la primera década del siglo XXI. La de Valcorba, la Venta Nueva, etc.

Cidones. Soria. Pintura de Luis Alberto Romero

     Es obliga citar, en este capítulo, lo que Antonio Machado escribió de la más famosa, literariamente hablando, de las ventas sorianas:

          La venta de Cidones está en la carretera

          que va de Soria a Burgos. Leonarda, la ventera,

          que llaman la Ruipérez, es una viejecita

          que aviva el fuego donde borbolla la marmita.

          Ruipérez, el ventero, un viejo diminuto

          -bajo las cejas grises, dos ojos de hombre astuto-,

          contempla silencioso la lumbre del hogar.

          Se oye la marmita al fuego borbollar.     

    

     Recordar, también, que

          En el mesón al campo abierto

          se ve el hogar donde la leña humea

          y la olla al hervir borbollonea.

     Sin olvidar este otra referencia a los establecimientos de los que tratamos:

          ¡Oh, venta de los montes -Fuencebada,

          Fonfría, Oncala, Manzanal, Robledo!-,

          ¡Mesón de los caminos y posada

          de Esquivias, Salas, Almazán, Olmedo!

         

     En otro orden de cosas también ha pasado a la historia, si bien en su capítulo de la crónica negra, la venta de La Laguna, entre Ágreda y Matalebreras, en la que, el 10 de diciembre de 1907, Antonio Mallada, sobrino del ingeniero de minas, geólogo y escritor regeneracionista Lucas Mallada y Pueyo (1841-1921), dio muerte, en teatrales circunstancias, a Alejandra Hernández y Agustina García, su hija, que se ocupaban de prestar los servicios requeridos por los trajinantes.

 

© José Vicente de Frías Balsa
UNED, Soria

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