DESPOBLACIÓN

De cuando en VEA los niños acudían a la escuela

Despoblado perteneciente a San Pedro Manrique

Escuela de VeaDe lo que debería haber sido un archivo municipal acorde con la población y la actividad de Vea, pudimos recoger todavía el “Libro de sesiones de la Junta Local del pueblo de Vea que principia desde el año de 1870”. Sólo eso había permanecido, se había salvado de la desidia y la rapiña. Estaba envuelto en dos hojas de la que se utilizaban para los amillaramientos, medio rotas, amarillentas, enterradas entre hojas de periódicos y polvo, en la sala de reuniones del Concejo. El edificio se mantiene todavía en bastante buen estado. Arriba, donde se accede por unas escaleras exteriores, una luminosa sala albergó en su día a los escolares de Vea.

Todas las anotaciones –actas de las reuniones- tratan sobre la escuela, pues el libro –vamos a llamarlo así- es de la Junta Local de Enseñanza. La primera es del 31 de enero de 1870 y la última del 31 de enero de 1873. Tres años de la vida de unos niños sorianos, bisabuelos de aquellos que se vieron obligados a abandonar su pueblo por los años sesenta.

Son diez páginas, escritas por ambas caras, y en todas ellas falta un trozo donde, supongo, estaba el sello; ello impide saber con certeza quiénes se reunían y el cargo que ocupaban. Hemos ido recomponiendo en lo posible estos nombres y hasta el 31 de diciembre de 1872 el alcalde fue Ramón Giménez, después sería Domingo Marqués. El cura se mantiene durante los tres años, su nombre es Pedro Manuel Giménez. El regidor, Santos Giménez. Aparecen como vocales Francisco Hernández, Pablo Hernández y Pedro Nolasco León. Actúa de secretario Claro Giménez. La mayoría de las sesiones son ordinarias y finaliza con la comprobación del estado en que se encuentra “tanto el menaje y útiles cuanto la marcha que lleva la enseñanza”.

La reunión del día 19 de junio de 1870 es con motivo de celebrar exámenes generales. El maestro era Marcos Sancho y el examinador el señor cura párroco. Los examinandos eran treinta y dos, veinte niños y doce niñas que componían cuatro secciones. Los exámenes “han dado un resultado satisfactorio, quedando el público lleno de placer al ver que en el periodo de seis meses que dicho profesor dirige ésta, ha adelantado tanto la niñez enteramente oscura y desconocida de los principios de moralidad y doctrinas espirituales, pues no han podido menos estas corporaciones de adjudicar los premios oportunos a cada uno de los niños que por sus méritos se han distinguido en los rudimentos necesarios, fijándolos en el pecho de cada uno para estímulo y distinción de los demás”. Hay también palabras de elogio para el maestro con el deseo de que en Soria “coloquen a don Marcos en el escalafón que sea merecido”. No obstante esto, seis meses después, en una sesión ordinaria, se dicen que los útiles se encontraron bastante deteriorados y advirtieron al “Sr. Maestro D. Marcos Sancho que en adelante tuviera la Escuela un poco más arreglada pues libros y objetos estaban desarreglados”.

El día 24 de junio de 1871 los niños no avanzado mucho en sus conocimientos. Los exámenes “dieron un resultado poco satisfactorio quedando la Junta y el público bastante desanimados al ver lo poco que adelantan los chicos en esta escuela”. Ilustrativo resulta para conocer algo de la sociedad de la época, lo recogido en la sesión del día 31 de julio, periodo vacacional, y donde no se anota que los niños se encuentren disfrutando de él, sino que “y como quiera que no existen los niños en la escuela por hallarse empleados en las ocupaciones del campo…”. Como se verá después, los niños eran muy pequeños, ya que habitualmente iban al colegio de los seis a los nueve años, y algunos, sin ser obligatorio, hasta los trece.

En enero de 1872 se reúne la junta en sesión extraordinaria presidida por el alcalde Ramón Giménez. Se trataba de examinar a los niños. Previamente se habían pasado dos avisos personales al maestro para que se llevaran a cabo estas evaluaciones y no los había tenido en cuenta, por lo que se le tuvo que avisar en forma, o sea, por escrito. Los exámenes los llevó a cabo el “Sr. Cura como persona más ilustrada”, y dio el siguiente resultado:
En lectura cuarta sección retrasados; tercera sección, sí; segunda sí, y primera sí.
En escritura muy mal.
En Aritmética medianamente.
En Religión y moral, ni golpe.
En Constitución y agricultura, sí.

Concluidos los exámenes, a los niños se les hizo los cargos y al “Sr. Maestro D. Marcos Sancho, que en adelante se aplicase con más asiduidad a la instrucción, pues la Junta no puede menos de calificar de bas (está roto) mejor dicho de poco celo o poca (está roto).

Como ya se veía venir, un mes después, en la reunión, se da cuenta de “la cesión del cargo” por parte del maestro. Acordaron quedara en el puesto D. Juan Las Heras, a la sazón secretario del Ayuntamiento de Vea. Se le abonaría mil cien reales anuales y seis celemines de trigo común bueno, “de buen recibo de retribuciones de los niños de ambos sesos que asistan a la escuela de seis a nueve años, sin perjuicio de que asista el que tenga por conveniente hasta trece años, con igual retribución y a las mismas horas de clase”. El acuerdo quedaría nulo si por mandato superior obligaran al pueblo a recibir otro maestro.

Dos meses después, el 28 de abril, se reunió la Junta Local a fin de examinar al aspirante a maestro, D. Juan Las Heras. Pasó tres ejercicios: uno escrito, otro oral y un tercero “el cual verificó según lo dispuesto en el artículo 10”. Se aprobó y declaró con la aptitud necesaria para poder solicitar la escuela elemental incompleta de Vea, el citado Las Heras.

El 24 de junio de 1872 examinan a los muchachos. “Contestaron perfectamente a las diferentes preguntas que se les hicieron por el Sr. Presidente, Sr. Cura y demás personas de la Junta que a bien tuvieron, con lo cual todos quedaron altamente complacidos en vista de los adelantos que se han observado si se atiende al abandono y completo indefesentismo en que se encontraba la instrucción con el otro Sr. maestro, en que los niños más aventajados ni aun sabían poner su nombre y hoy ya saben hacerlo. Por consiguiente la Junta da infinitas gracias al Sr. Maestro D. Juan las Heras…”.

En julio decidieron que, puesto que los niños estaban en las faenas agrícolas, el que quisiera podía acudir a la escuela de seis a nueve de la mañana. Un mes después, en agosto, no acudía ninguno porque estaban todos “ocupados en la recolección de frutos”.

Hasta junio de 1873 no se celebran sino sesiones ordinarias. En esta fecha vuelven a examinar a los niños, quienes, según su capacidad, “contestaron perfectamente a las preguntas que se les hicieron por el Sr. Presidente, Sr. Cura y demás individuos de la Junta, con lo cual quedaron todos altamente complacidos por lo que la Junta da infinitas gracias al Sr. Maestro D. Juan las Heras por el celo, actividad y desvelo que emplea en beneficio de la enseñanza”.

Entre otras conclusiones, de la lectura de este documento se saca el importante número de habitantes, teniendo en cuenta que son treinta y dos niños en edad escolar. Pascual Madoz, unos veinte años antes, adjudicaba 152 habitantes a Vea. Otra conclusión es la caída en desgracia del primer maestro; cabe sospechar que dado que el examinador era el cura, éste no estaría conforme con el sistema pedagógico utilizado por el maestro, ya que los niños pasan de aprender mucho y bien, aconsejando a las autoridades sorianas honores para el educador, a “ni golpe” en religión y moral, aunque si adelantaron en Constitución y agricultura y se les dio “medianamente” la Aritmética. También se ve la dureza de la vida rural en la época del siglo XIX; los niños sólo acudían a la escuela hasta los nueva años de forma obligatoria, simultaneando a veces con las tareas agrícolas y dedicando a ellas las vacaciones.

Sobre Vea en nuestras páginas

Un paseo por el corazón del Valle del Linares
De San Pedro a Vea
El Molino de Vea
Excursión a Vea

© Isabel Goig Soler
El lado humano de la Despoblación

Más sobre el libro:

A modo de recapitulación, prólogo de Carmen Sancho
Comentario, Joaquín Alcalde
Texto de Lorenzo Soler para el libro
Macorina y Doña Brígida, dos de los relatos integrados en el libro en SENDEROS IMAGINADOS
 Y los artículos firmados en ésta sección por Isabel Goig

Fotos de Despoblados

  volver a
DESPOBLADOS

    volver a
DESPOBLACIÓN

volver a 
PÁGINAS DE ETNOLOGÍA

FORMULARIO  esperamos vuestras Colaboraciones

© Aviso legal todos los textos de las secciones de Pueblos y Rutas, pertenecen a la obra general Paseando Soria de Isabel y Luisa Goig Soler y tienen su número de Registro General de la Propiedad Intelectual: 00/2003/9219.
Los trabajos originales de Etnología, Historia y Heráldica también están registrados por sus autores.
Así mismo los textos de los libros de las autoras están protegidos con su correspondiente ISBN

página principal soria-goig.com