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Zafra-Folk
"Cantata de la Tierra de Alvargonzález"
A las nueve y media de la tarde-noche de un día de julio, en una plaza Mayor de Soria abarrotada, el grupo Zafra Folk dio comienzo los primeros versos del largo poema machadiano La Tierra de Alvargonzález. Y a medida que avanzaba la penumbra convirtiendo el día en noche, las voces de Manolo Madrid recitando, la de Carmen Jiménez cantando, sostenidos por unos magníficos músicos, fueron convirtiendo en magia lo que Antonio Machado escribió hace tantos años, inspirado en una historia que escuchó narrar, o en un apunte pequeño convertido en grande por mor del paisaje, en su viaje a la Laguna Negra. Qué soriano no conoce el poema, algunos lo podemos seguir, en muchas de sus partes, de memoria. Pero esa noche era otro. Había salido de la intimidad de cada cual, del susurro, para convertirse en una magnífica pieza musical. He de reconocer que acudí con un poco de prevención. La poesía, piensan muchos, es una comunión entre poeta y lector, como mucho unos textos para leer ante los amigos, pocos y afines. Pero cuando la voz potente de Manuel Madrid comenzó a recitar, "Siendo mozo Alvargonzález,/dueño de mediana hacienda,/que en otras tierras se dice/bienestar y aquí opulencia…," me di cuenta que a partir de ese momento, la Tierra de Alvargonzález sería, para quien conozca la cantata, musical para siempre. Llevan razón los amigos de Zafra, ese extenso poema pedía a gritos música. Una música de calidad, como la que ellos han creado, una música a la altura que el poema merece, adecuada en cada parte, sin quitar al texto ni una coma, una música que mantiene al que la escucha –y no sólo la oye- atento, expectante, durante los cortos cuarenta y cinco minutos que dura. A nosotras, que vivimos intensamente los sesenta y los setenta, nos trasladaba a aquella época, no por lo anticuado sino por sentimientos, incluso por algo de añoranza, a los años de la música de Olga Manzano y Manuel Picón interpretando a Neruda en Fulgor y muerte de Joaquín Murieta, o de la de Quilapayun y su Cantata de Santa María de Iquique. A esa altura se puede elevar la Cantata de la Tierra de Alvargonzález, del grupo Zafra Folk. Además de Manuel –Manolo como le conocemos todos- Madrid y de la magnífica voz de Carmen Jiménez, el músico Roberto Pizarro ha hecho los arreglos. Néstor Paz Madrid, percusionista, se ocupa también del piano y el violín. Rubén Calvo del laúd. El joven Ricardo Alonso, es un fenómeno con la dulzaina y las gaitas. Para los dos conciertos de estreno, uno en los Arcos de San Juan de Duero, más reducido, y el de la Plaza Mayor, han contado con dos grandes músicos, y amigos, el bajista Cristian Arrieta y el batería Félix Arribas. La música ha sido compuesta por Manolo Madrid. Todo un equipo capaz de hacer sonar el río, la fuente, los sueños, la llegada del indiano y la luna iluminando el huerto. Pero el grupo Zafra Folk lleva muchos años en el mundo de la música tradicional, como bien sabemos todos. Más de veinte dando conciertos, no sólo en Soria. Mucho tiempo llevando su buena música de un lado a otro. Son corredores de fondo, trabajadores de la música a tiempo parcial ya que, por desgracia, parece ser que de esta música que sale de la entraña del pueblo no se puede vivir. Será por eso, porque es del pueblo. En 1986, con el apoyo de Radio Nacional de España en Soria, vio la luz su primer trabajo discográfico, un homenaje a la gran poetisa chilena Violeta Parra. Tres años después fue “La dicha del gallo”, música tradicional de la provincia de Soria, del más puro folk. Luego irían llegando “Folklore a carretadas”. Canciones de Navidad con el título “Buenos Reyes”. “No te dejes de gaitas”, fusión de ritmos, donde se escucha algún fandango, una tarantela, y donde introdujeron la gaita de fuelle. “Bailache” fue en penúltimo, un folk de todas partes, con adaptaciones y la introducción del fiddle, conocido también como violín folk. Investigación y música, un trabajo que no les asusta a los componentes de Zafra Folk. Con la Cantata de la Tierra de Alvargonzález les deseamos el mayor de los reconocimientos. Se lo merecen.
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