Manuel Castelló Rizo

 

 

Altas Cumbres

-Las cuernas de Sarnago-

(suite para cuatro trompas) 

Los monjes de San Pedro el Viejo ya escuchaban las cuernas de Sarnago mientras entretenían sus horas con rezos de nonas y vísperas.  A la Fuente del Amor, o del Pozo, cobijada por espinos, avisaban las cuernas a los enamorados de presencias ajenas a los abrazos. A los cazadores ayudaban para cercar las piezas. En las majadas tal vez para anunciar la proximidad de algún lobo. En el mirador del Ocaso a fin de llamar a quienes quisieran ver apagarse al sol creando colores y tonos de fuego. Hacia o desde la Virgen del Monte, cuando el santero tuviera alguna necesidad perentoria o, sencillamente, para acompañarle en su soledad. Servirían los sonidos de las cuernas para ayudar a la llamada a oración de las campanas nuevas de la vieja iglesia arruinada cuando aún no lo estaba. Las cuernas, viejas como el mundo, sonarían ya desde el cerro pelendón del Castillo. 

Los sonidos rituales, secos, broncos, telúricos, sobrecogedores, sin más armonías ni acordes que aquellos que salen de los pulmones y las gargantas de quienes soplan, hasta que el maestro Castelló escribió los sonidos. Con las cuernas de Sarnago, prestadas generosamente tras una comida comunitaria en aquel pueblo de Altas Cumbres, ha compuesto Manuel Castelló una suite para cuatro trompas. Por puro placer, para revivir tiempos pasados que siguen estando, ajados y dormidos, salvo las hacenderas en las que cada año, sarnagueses e invitados, re reúnen para recuperar parte de una forma de vida lejana pero impresa a fuego en la memoria de todos. 

Isabel Goig, 2017

 

Manuel Castelló

ALTAS CUMBRES

(Las Cuernas de Sarnago)

Suite para cuatro trompas

I - San Pedro el Viejo.

II – La Fuente del Amor (La Fuente del Pozo).

III - Los Cazadores.

IV - En la Majada.

V - El Mirador del Ocaso.

VI - La Virgen del Monte (A Isabel Goig).

VII - La Iglesia en Ruinas (La Esperanza).

VIII - Las Hacenderas (Esfuerzos e ilusiones)

Con todo cariño:

A los maravillosos, románticos, recoletos lugares de Sarnago y a sus gentes.

Manuel Castelló Rizo

 

NOVEDADESLa partitura completa en PDF

 

Unión Musical de Dolores

Manuel Castelló, hace años que quedó prendado de Soria y su provincia, y a ella ha dedicado numerosas obras en forma de suites y sinfonías. Especialmente se ha fijado en una comarca muy querida por nosotras, Tierras Altas, y para ella ha compuesto piezas musicales y ha procurado que la Banda de Música de Dolores acudiera este verano para interpretarlas en Soria, Sarnago y Fuentes de Magaña.

A veces una no sabe qué calificativos utilizar para describir una situación. Hemos escrito mucho de Tierras Altas, del maestro Castelló y de su música, en especial de las piezas inspiradas en las tierras de esta provincia, pero los noventa minutos mágicos que se vivieron en Sarnago el pasado sábado, 24 de agosto, cuesta describirlos, y entonces una se da cuenta de que es bien cierto eso de que una imagen vale más que cien palabras, en casos como este especialmente.

La tarde acompañó, al principio lucía un sol casi molesto para el público que, en semicírculo, escuchaba, pero a medida que se iba ocultando, iluminando con rayos oblicuos una parte de la Sierra de la Alcarama, el paisaje acompañó, y de qué manera, a la última parte del concierto, esa que precisamente está inspirada en las tierras que el sol iba apagando poco a poco.

Suponemos, porque fue imposible acudir, que la actuación en la vecina villa de Fuentes de Magaña, el domingo, resultaría tan emocionante como la de Sarnago, y los fuentinos, igual que los sarnagueses, disfrutarían de una mañana tan mágica como la tarde anterior. No hubo tanta suerte el viernes, en Soria, ya que el concierto hubo de suspenderse a causa de una lluvia impertinente. También había muchas personas escuchando, en el precioso parque de Santa Clara, recuperado hace ya tiempo para la ciudad.

La ágora de Sarnago estaba repleta de personas llegadas de otros pueblos de alrededor –San Pedro, Oncala, Valtajeros, Fuentes de Magaña, Soria…- y el comentario de Dolores, sampedrana y bibliotecaria, “¡vaya semana que se han montado los de Sarnago!”, reflejaba el sentir de muchos de los que allí nos encontrábamos.

Los tres conciertos lo fueron gracias al buen hacer, y a la generosidad, de la Unión Musical de Dolores (Alicante), que llegaron, en dos autocares, desde ese pueblo de la Vega Baja del Segura. Suponemos que Manuel Castelló les habría informado de las características climatológicas de esta tierra, tan diferentes de las suyas, tan mediterráneas.

Los orígenes de esta unión musical se remontan al año 1885, pero se comienzan a tener datos de ella a partir de 1932. En lo que va de siglo han recibido numerosos premios, entre los que cabe destacar el primero del Certamen Provincial Diputación de Alicante. El primero de Entrada de Bandas Hogueras de San Juan. El segundo en el XX Certamen Nacional de Bandas de Música “Ciudad de Murcia”. Y el tercero del Certamen de Bandas de la Comunidad Valenciana.

Cincuenta y cinco músicos, dirigidos por la batuta de Víctor Manuel Cano Pérez, hicieron las delicias de todos los que escucharon el programa:

Requiebros, de Manuel Castelló Rizo

El trust de los tenorios, de José Serrano

Vodevil, de P. Schifel

Euterpe, de Francisco García Muñoz

Por Tierras Altas, de Manuel Castelló

Cantos de la Alcarama, de Manuel Castelló

Las tres actuaciones fueron posibles, además de por la generosidad de La Unión Musical de Dolores, por la organización de los ayuntamientos de Soria y Fuentes de Magaña, y de la Asociación de Amigos de Sarnago, y la colaboración del Ayuntamiento de San Pedro Manrique, la Mancomunidad de Tierras Altas y la Casa Rural Ruta de las Fuentes. Y, por supuesto, con la colaboración de todos y cada uno de los habitantes de Fuentes de Magaña y Sarnago. Y el inductor de todo, el maestro Manuel Castelló Rizo.

No podemos dejar de nombrar, porque les vimos sudar, a quienes, mientras muchos nos deleitábamos con la música y el sol iluminando la Alcarama, pasaban calor en la cocina, asando a la brasa el condumio que se serviría al finalizar el acto para, al menos, ciento cincuenta personas.

¡Gracias, maestros!

Isabel Goig, 24 agosto 2014

 

El maestro Castelló dedica otra obra a las Tierras Altas de Soria

 

El maestro Castelló en Sarnago 2012 rodeado de amigos
Manuel Castelló, en Sarnago, entre Boni Pérez y Pepe Sanz

 

El compositor de música y director de orquesta Manuel Castelló Rizo ha fijado de nuevo sus ojos en las Tierras Altas de Soria, para componer música. El alicantino de Agost, casado con una soriana, y unido a estas tierras por un cariño incondicional, dará a conocer esta obra el día 9 de marzo, a las doce de la mañana, en Monforte del Cid, municipio alicantino próximo al suyo de nacimiento, al que le unen, según el propio compositor, lazos de profunda amistad.

Son ya muchas las obras que Manuel Castelló ha dedicado a Soria y su provincia, entre ellas la musicalización de unos poemas de Bernabé Herrero. Pero son las Tierras Altas aquellas que más le han cautivado, como nos ha sucedido a tantos otros. Este hombre afable y entrañable, generoso donde los haya, dejará para la posteridad un legado musical como nunca se haya hecho. Si muchos nos hemos ocupado en plasmar sensaciones y emociones en forma de literatura, poesía y pintura, muy pocos, excepción hecha de los autores de las canciones sanjuaneras, se había ocupado de un arte tan esencial como la Música. Castelló lleva años haciéndolo, los reconocimientos han sido pocos, aunque desde luego tiene los de los pueblos donde se ha inspirado que son, al fin y a la postre, los más importantes, aquellos que de verdad llegan al corazón. Los políticos pasan, el pueblo permanece.

En esta ocasión, el maestro Castelló ha dedicado esta obra a José María Carrascosa e Isabel Goig. Estoy segura de hablar también por boca de José Mari si digo que, tanto él como yo, nos sentimos profundamente honrados por la generosidad de este compositor, y recibimos la dedicación con la alegría que él se merece. Sin falsa modestia. Tener amigos como él es una distinción.

Isabel Goig

DOBLE CONCIERTO EN SI BEMOL “In modo antiquo”.

Para cuerno de caza en si bemol agudo y trompeta, con acompañamiento de orquesta

Obra escrita en modo antiguo, como se indica en el subtítulo, inspirada en la comarca de Tierras Altas de Soria, allí “Donde la vieja Castilla se acaba”. Tanto su concepción, temas, giros melódicos, harmonías… pertenecen a tiempos pretéritos sin descartar algún que otro atisbo delatando que la obra está escrita por un músico actual en el siglo XXI.

I.- “En Diustes” (Vocalización). Después de visitar la villa medieval de Yanguas, su castillo, su camino celtibérico (posteriormente calzada romana que unía Numancia con Calahorra), la iglesia de santa María y torre de san Miguel ambos góticos, preñados todos de historia, enfilo el camino con destino a otro de los pueblos de la Sierra, “Santa Cruz de Yanguas”.

Por una estrecha carretera que apenas cabía el coche voy atravesando barrancos y cerros, pueblos totalmente abandonados envueltos en zarzas y maleza que les hacía casi invisibles desde la carretera. En una de las innumerables curvas, siempre cuesta arriba, me encuentro con un inmenso rastrojal, allí en barbecho había una llanada inmensa cuyos trigos habían sido segados; estábamos a mediados de Septiembre. Grandes montones de paja apilados delataban que la cosecha había sido buenísima; aquí y allá montones apilados de madera de roble, haya y encina, los árboles autóctonos de la zona; también grandes troncos de madera de pino, chopo y álamo apilados y limpios, dispuestos para ser transportados a las madereras para su posterior transformación en muebles, enseres o pasta de papel. De repente, se acaba la carretera asfaltada y me encuentro con un riachuelo flanqueado por grandes álamos y de los bordes del camino vuelan infinidad de jilgueros, nunca había visto tantos en la provincia de Soria. Los árboles del monte cercano con sus otoñales hojas poseían un policromado apabullante, rojos, amarillos ocres… y el riachuelo cantando a mi izquierda, un cartel me anuncia “DIUSTES” estaba a 1200 m. de altitud y esperaba encontrarme con un núcleo habitado, pero no fue así, el pueblo estaba casi deshabitado, sólo cinco personas lo habitaban, no obstante poseía una bella iglesia gótica. A la salida del pueblo un estrecho puente romano me anuncia que ya no se podía circular puesto que seguía la misma senda celtibérica que había dejado 8 kilómetros atrás en Yanguas. Bajé del automóvil y me recreé en el entorno, aquel rojo que veía en las hojas de los árboles era un inmenso hayedo, no pensé encontrarme con tanta belleza en lugares tan inhóspitos, quedé anonadado y me prometí intentar plasmarlo en el pentagrama. Regresé sobre mis pasos al lugar de origen y enfilé otra ruta para llegar a Santa Cruz de Yanguas, por Villar del Río.

Las vocalizaciones del cuerno de caza quieren reflejar aquella belleza natural, pura, salvaje de Diustes y su hayedo.

II.- “Marcha” (Por el camino de los yangüeses). Es un tiempo de marcha inspirada en ese camino que atravesaba las tierras de Castilla tantas veces hollado por los carreteros yangüeses y que es citado por Cervantes en el Quijote.

III. – “Entre el Linares y el Cidacos” (Evocación). Es un tema romántico inspirado en la recreación de la sierra por donde nacen y discurren los dos ríos castellanos Linares y Cidacos, que se convierten en riojanos vertiendo sus aguas en el Ebro después de regar las fértiles huertas de Arnedo y Calahorra (la Calagurris romana). Con esta romántica “Evocación” recuerdo a modo de homenaje a cuantos como un servidor, han paseado caminos, sendas y veredas y aman “La Sierra del Alba”, a ellos: Pepe Sanz (rapsoda), César Sanz (fotógrafo), Avelino Hernández (literato), Isabel Goig (escritora), José Mari Carrascosa (incombustible trabajador por la sierra) y tantos otros que bregan a diario por que la sierra no quede totalmente abandonada. Esas personas totalmente anónimas, pero imprescindibles, que sería harto complicado enumerar.

IV. – “La Montería” (Por la sierra de la Alcarama). En este tiempo recreo una jornada de caza por la sierra entre Sarnago y San Pedro Manrique. Allí entre robles, encinas, jaras, zarzas, enebros, pinares y acebos corren galgos y mastines persiguiendo sin tregua a corzos, jabalíes y venados, seguidos por cazadores y alentados por los toques característicos de los cuernos de caza.

La obra está dedicada a mis amigos Isabel Goig y José María Carrascosa dos grandes enamorados de la “Sierra del Alba”, de sus pueblos, usos y costumbres.

Manuel Castelló, 23 febrero 2014

 

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