TRADICIONES SORIANAS
DE HACE MEDIO SIGLO

© Ángel Almazán de Gracia

La Diputación Provincial de Soria convocó en 1991 el I Premio de Recopilación de Tradiciones Populares, a través de sus Departamentos de Cultura y Servicios Sociales, al que se presentaron medio centenar de trabajos con referencias a 70 localidades y que ocupan un total de unas mil páginas, doscientas de ellas manuscritas.

Una vez consultadas para el presente artículo ese millar de páginas el resultado es el que se ofrece a continuación que, el etnólogo, estudioso o todo aquel que esté interesado, conviene que complemente y complete especialmente con los dos tomos del Memorial de Soria de Miguel Moreno y Moreno,la obra Labrantíos de José María Martinez Laseca, La Soria Mágica de Antonio Ruiz Vega, Ecos Rurales de Leopoldo Torre García, el libro De hoy en un ... año escrito por Martinez Laseca y Luis Diaz Viana, y el más reciente de todos, Soria, pueblo a pueblo, cuyas autoras son María Isabel y María Luisa Goig Soler.

Asimismo, en lo que respecta a la Semana Santa, fruto de este I Premio de Recopilación de Tradiciones Populares son dos artículos similares que me publicaron en los dos periódicos sorianos en abril de 1993, de ahí que no sea tratada ahora pues lo fue, en profundidad, en aquel momento. Igualmente puede ser útil mi artículo Calendario Etnográfico Soriano, publicado en el número 8 de esta Revista de Soria.

El citado Premio de Recopilación se ha plasmado también con la reciente publicación por parte de la Diputación del primer trabajo galardonado, Jotas de Ronda, de Paulino García de Andrés. Y en esta misma Revista de Soria abrimos sus páginas con un reportaje fotográfico del segundo accesit, Recuerdos del tío Manuelón, de la Asociación Cultural San Antonio de Barca.

Debo advertir al lector que en la síntesis que expongo "son todos los que están, pero no están todos los que son". El casi medio millar de personas que, en sus trabajos colectivos, enviaron a la Diputación (Departamentos de Cultura y de Servicios Sociales) sus recopilaciones de tradiciones no las desarrollaron en profundidad y, en ocasiones, faltan bastantes datos acerca del momento en que se efectuaban, cómo se hacía, en qué consistían exactamente..., y sobre todo hay muchas ausencias, muchas tradiciones sin citar ni siquiera. No obstante el material aportado es muy valioso para la todavía naciente Etnografía Soriana y por ello la labor realizada por ese medio millar de personas es de agradecer y reconocer.

Toda una cultura tradicional secular ha desaparecido de Soria en este siglo como queda bien patente al observar las decenas de ritos que ya no se llevan a cabo en nuestros pueblos. La emigración rural, con el consiguiente descenso poblacional, disminución de jóvenes y mocerío, e incremento de la tercera edad, han sido determinantes para que se hallan ido extinguiendo a marchas forzadas, quedando tan sólo unas pequeñas muestras, entre ellas las más significativas, afortunadamente: Sanjuanes de Soria, Soldadesca de Iruecha, Paso del Fuego y Móndidas de San Pedro Manrique, Barrosa de Abejar..., etc.

También ha redundado en el abandono paulatino de las tradiciones la incorporación de los sorianos a la cultura mediatizada, transnacional, antilocalista y alienadora de los mass media, especialmente del cine y televisión. Se valora más lo ajeno que lo propio; se conoce más la historia y tradiciones de los indios americanos que la de nuestros ancestros celtíberos; se baila a ritmo de pop, rock y heavy, mientras los pocos grupos folklóricos sorianos que nos quedan se las ven y se las desean para subsistir y mantener el número de sus componentes o de tener el suficiente número de ofertas para actuar en nuestros pueblos...

Estamos, pues, presenciando y asistiendo a la agonía de toda una cultura milenaria en muchísimos aspectos.

 

NAVIDAD

 

En Castillejo de Robledo era anunciada por pastores vestidos con pieles de oveja y leguis (polainas o calzas), que portaban cencerros atados a la cintura e iban recorriendo el pueblo cantando villancicos y sonando las colodras o cuernas. Iban después a la Misa del Gallo. Igualmente asistían a la misa, en Peñalba de San Esteban, los pastores con su indumentaria típica de chamarra de piel, abarcas y portando cascabeles y cencerros. En Barca se soltaban pájaros dentro de la iglesia durante la misa. En Olvega el ayuntamiento invitaba a los vecinos a comer besugo tras la ceremonia y a los mozos y casados les daba aguardientaria, que llevaba anís.

Rondas de Mozos en la época navideña constan en Barca, Los Rábanos y Peñalba de San Estebán. Luminarias había en Valdegeña en la Nochebuena, momento en el que el ayuntamiento de Renieblas daba un litro de vino y bacalao a los vecinos, y en el que se quemaba en Barca el nochebueno (un leño guardado para la ocasión).

En Yanguas se hacía el Sorteo de Novios (incluyendo los viudos-as) el día 31, listado que se hacía público en la puerta de la iglesia en la mañana de Año Nuevo poco antes de la misa mayor y durante esa mañana el novio visitaba a la novia con un regalo y ella de ofrecía aguardiente, pastas, etc.

En Soria capital se tenía por costumbre cenar en Nochebuena cardo o coliflor de primero; besugo asado o merluza y congrio seco de segundo, y perolo para rematar las viandas.

Aguinaldos se pedían en Barca, Castillejo de Robledo, Cubo de la Solana, Los Rábanos, Muriel de la Fuente, Olvega, Tejado, Utrilla, Valdegeña, Villanueva de Gormaz. Generalmente lo hacían los niños-as escolares el día de Año Nuevo y en Reyes (a los funcionarios). En Barca, como excepción, se llevaba a cabo el día 25.

 

BENDICION DE ANIMALES

 

Diversas fechas había a lo largo del año para este ritual, siendo la más concurrida en San Antón (17 de enero), fecha escogida por Agreda, Añavieja, Bretún, Duruelo, Piquera de San Esteban, Rejas de San Esteban, Santa Cruz de Yanguas, Tardelcuende, Torreblacos y Vildé. Además, en Romanillos de Medinaceli era costumbre que niños y mayores corrieran a los burros, día y noche, con campanillos y cencerros.

Los pastores de Piquera de San Esteban, por su parte, pedían el aguinaldo a sus amos y con ello merendaban con su familia. En Agreda se ponían velas al santo en la iglesia de Magaña para que protegiese al cochino destinado a la matanza. En Sta. Cruz de Yanguas lo que se bendecía era un cordero.

En Duruelo era costumbre tras la misa de San Antón que los animales comieran en su entorno para que el santo les prolongara la vida y tuvieran salud. Además les daban sal bendecida en la misa para cenar, y era tradición correr caballos por las calles (Correr la Cañaita) para ver cual era el más rápido. Después, curiosamente, se desarrollaba el Juego de Gallos con su depaticación correspondiente y que, una vez guisados se los comían los participantes.

El ritual de la bendición en Deza se efectuaba en San Roque, con carrera de caballos también, y se daba parte de los alimentos bendecidos a comer a los animales.

En San Antonio de Pádua se bendecían en Berlanga de Duero y no se les hacía laborar; asimismo no trabajaban los animales ese día en Romanillos de Medinaceli, y en Piquera de San Esteban era el día escogido para recitar tres veces el Responso de San Antonio y luego un padrenuestro en los casos en que se hubiera perdido un animal y se quería recuperar milagrosamente. En Berlanga, además, se les daba a los animales para cenar pan y torta bendecidas.

Muy concurrida era la romería de San Hipólito (abogado de las cosechas y animales), en Olmillos, por los ganaderos de la Ribera del Duero. Tras la cosecha iban los ganaderos y agricultores con animales y rebaños para darle las gracias y tras la misa, divididos por raza, cada especie (lanar, caballar, vacuno) daba con sus amos tres vueltas a la ermita. Igual número de vueltas daban vaqueros, pastores y muleros en torno a la parroquia de Rejas de San Esteban. En Torreblacos se les colgaba el cencerro más grande y daban tres vueltas alrededor de la iglesia, deteniéndose luego a rezar un padrenuestro para seguidamente circumbalarla otras tres veces y regresar a casa.

En Vilde se daba una vuelta a la iglesia llevando cada uno los animales que quisiese "para que el santo les librase de la peste u otros males"; los animales grandes llevaban una colcha y los pequeños lazos, flores y otros adornos, y además había luminaria por la tarde para que el humo alejase la peste.

En Añavieja las caballerías daban vueltas al pedestal del santo junto a la parroquial con la finalidad de que "tuvieran fuerzas para terminar las siembras de los tardíos, en febrero y marzo". En Tardelcuende sólo se daba una vuelta a la iglesia.

A lo largo del año había también diversas costumbres profilácticas para los animales. Así, en Tardelcuende, el romero bendecido en Domingo de Ramos se colgaba en los balcones y ventanas y cuando algunos animales estaban malos lo cocían y se lo daban. Asimismo, cuando se hinchaban los caballos les ponían humo.

En Valdelubiel, a su vez, cuando a los machos les dolía la tripa dos personas, una a cada lado, con un palo de acebo y una buena jabonada con vinagre, frotaban la parte doliente.

En Romanillos de Medinaceli era costumbre coger cardos rodadores que se ponían en los acostaderos de las gallinas "y así no criaban piojos".

 

BENDICION DE LOS CAMPOS, ROGATIVAS Y OTROS REMEDIOS CONTRA LAS TORMENTAS, PESTES Y PLAGAS

 

La Bendición de los Campos se celebraba en diversos días, en función de las localidades, siendo la más socorrida el 3 de mayo, día de La Cruz de Mayo (Agreda, Barca, Cidones, Olmillos, Soto de San Esteban, Torreblacos y Villar del Río).

El 4 de mayo, Santa Mónica, se hacía en Velilla de San Esteban; el 12 de mayo, en Tejado; el 15 de mayo, San Isidro, en Berlanga, Suellacabras y Valdecantos; el 25 de abril, San Marcos, en Añavieja y Olmillos; el lunes de Pascua de Pentecostés, en Romanillos de Medinaceli, y Deza prefería hacerlo en San Roque y Santa Bárbara. Por otro olado, se bendecían las fuentes en Valdegeña en San Isidro.

La Bendición de los Campos conllevaba la petición o rogativa a los santos de protección para los campos contra tormentas, plagas, etc.

Rogativas con sus cánticos, distintas a las de la Bendición de los Campos, constan en Morcuera de San Esteban (a la Virgen del Rivero), Soto de San Esteban (a la Virgen del Rubiales), Castillejo de Robledo (a San Gregorio), San Esteban de Gormaz (Virgen del Rivero), Alcubilla del Marqués (en S. Isidro), Deza (La Saca de la Asunción), Olmillos (San Hipólito) y Romanillos de Medinaceli (Cristo de la Vega).

La imaginativa campesina era bastante productiva para alejar las tormentas. Se tocaban las campanas a Tentenublo en Tejado, se disparaba a las nubes con cañones en Añavieja, se colocaba en la puerta de la parroquia la imagen de la Virgen del Pilar en Valdelubiel; se sacaban las reliquias a la calle en Castillejo de Robledo y Tardelcuende; se recogían piedras en el Sábado de Gloria y se arrojaban al aire cuando amenazaba caer pedrisco o lluvias desaforadas en Renieblas, Alcubilla del Marqués, Olmillos y Tardelcuende (algo similar acontecía en Romanillos de Medinaceli con las piedras de la romería al Santo Cristo de la Vega); se esparcía agua bendita recogida el Sábado de Gloria en Soto de San Esteban, Alcubilla del Marqués y Olmillos...

En Vildé se encendían las velas bendecidas en Las Candelas o se sacaban fuera para que cediese la tormenta.

En Agreda se recitaban esta oraciones a San Bartolomé y Santa Bárbara (también en Deza había una oración a esta santa):

"San Bartolomé las manos se lavó

y a Jesucristo encontró:

¿dónde vas Bartolomé?

Bartolomé vete a tu casa,

a tu mesa y a tu posada,

que yo te daré un don,

que donde seas mentado

no caiga ni centella ni rayo,

ni mujer muera de parto,

ni criatura de espanto,

ni labrador en el campo,

ni pastor con su ganado."

***

"Santa Bárbara bendita

en el cielo estás escrita

con papel y agua bendita

en el árbol de la Cruz

Pater noster. Amén Jesús."

TINIEBLAS

 

Una de las costumbres más celebradas en los pueblos eran las llamadas Tinieblas que tenían lugar durante la Semana Santa con un carácter carnavalesco, alegre y desenmfadado.

Mientras cura y sacristán cantaban el Miserere, en latín, un monaguillo iba apagando las doce velas colocadas cerca del altar en un tenebrario de forma triangular y al apagar la última el interior de la iglesia quedaba completamente a oscura, momento en el que comenzaba un verdadero estruendo armando todo el ruido posible con carracas, matracas, palos, zapatos.., etc.

Aprovechando este momento de oscuridad y de ruido los chicos y los mozos se dedicaban a clavar las faldas o enaguas de las mujeres en los suelos de madera o en los bancos, provocando después el consiguiente jolgorio al darse la luz.

Se hacía en Miércoles, Jueves y Viernes Santo en Cubo de la Solana, Peñalba de San Esteban y Velilla de San Esteban; en Miércoles Santo, en Alcubilla del Marqués; en Lunes y Martes Santo, en Romanillos de Medinaceli; en Viernes Santo, en Cidones, Los Rábanos y Tardelcuende; en Castillejo de Robledo, Suellacabras y Villanueva de Gormaz, no se especifica el día o los días concretos.

 

LUMINARIAS

 

La costumbre de encender hogueras, llamadas popularmente luminarias, estaba muy extendida en la provincia de Soria y se hacía en numerosas fechas, destacando que en los datos acopiados tan sólo en Agreda y San Pedro Manrique se efectuaba una hoguera en la noche de San Juan, santo que en otros lares ha propiciado numerosos rituales de fuego.

En los pueblos sorianos, generalmente, el vecindario iluminaban la noche para bailar en torno a la hoguera y, en algunos casos, atravesar sus llamas saltando por encima, durante sus fiestas locales. Y en algunas de ellas prendían su particular luminaria por calles o barrios, siendo Deza la localidad que más afición tenía a este rito (cuatro días al año).

En Nochebuena lo hacía Valdegeña con reparto de un litro de vino por persona; Olmillos prefería las Candelas; durante las Aguedas se efectuaba en Vildé, Morcuera de San Esteban y Valdegeña; en San Antón, Vildé y Utrilla; en San Isidro, Rejas de San Esteban (en su víspera), Soto de San Esteban y Castillejo de Robledo; en San Antonio Abad, Deza; en Martes de Carnaval, Pedraja de San Esteban; en la Noche de San Juan, en Agreda, y en fechas no especificadas de Carnaval, Vildé, Alcubilla del Marqués y Deza.

Añavieja encendía hoguera en la víspera de su patrona, Sta. Engracia, el 16 de abril; Villar del Río en su fiesta patronal de agosto; Agreda en la víspera de la Virgen de los Desamparados en su Barrio Moro; al acabarse la trilla, en Osma; en San Roque, Almazul y Morcuera de San Esteban; en la Cruz de Septiembre, Las Aldehuelas (en su víspera); en Santa Bárbara, Cubo de la Solana; en la Trinidad y Santa Lucía, en Deza, y en la Inmaculada Concepción, en Deza y Tardelcuende.

 

LAS AGUEDAS

 

Santa Agueda ha sido celebrada en diversos pueblos sorianos constando, por ejemplo, su festejo documentado en Renieblas desde antes de 1515. No obstante no fue exclusivamente un día matriarcal puesto que en algunas localidades los mozos y casados también lo celebraban a su manera.

Tenemos, en este contexto, el caso de Renieblas puesto que los hombres bebían vino en la casa concejo; en Tejado los mozos rondaban a las mozas por la tarde y pedían la tajadilla, y en Morón de Almazán rambién rondaban los mozos, pedían el donazgo y era un día del ciclo Reinado de los Mozos. Igualmente rondaban por las calles en Valdelubiel y Vildé. Por otro lado, en Utrilla los chicos pedían la gallofa y luego tenían el Juego de los Gallos, si bien las mozas eran las que rondaban ese día a los mozos y los hombres hacías ese día las faenas de la casa. También rodaban las mozas en Cubo de la Solana.

Uno de los ritos característicos era el repique de campanas por parte de las mujeres, única vez al año que se les permitía llevar a cabo en Barca, Cubo de la Solana, Peñalba de San Esteban, Renieblas y Tejado.

Otra peculiaridad curiosa era que las mozas y casadas en el baile de tarde-noche tenían el privilegio de sacar a bailar a mozos y maridos. Así acontecía en Castillejo de Robledo, Peñalba de San Esteban y Vildé.

Asimismo en algunos pueblos las mozas y mujeres iban por las casas pidiendo dinero por las calles a vecinos y forasteros que pasaban para luego merendar: Castillejo de Robledo, Tejado, Peñalba de San Esteban, Valdelubiel y Valdegeña.

Luminaria había en Morcuera de San Esteban, ubicada en la plaza y en torno a la cual merendaban las mozas, y en Vildé hacían dos hogueras, una las casadas y otra las solteras, en calles diferentes. En Valdegeña todo el pueblo estaba en torno a la hoguera y las mujeres repartían el vino.

Llamativo es, por otra parte, una especie de Reinado de las Mozas fuera de Santa Agueda, cual acontecía en Romanillos de Medinaceli donde las mozas dormían todas en una casa y hacían rosquillas en la noche del Sábado de Gloria mientras los mozos pintaban con agua teñida de arcilla una flor -símil del Ramo- junto a la puerta de las mozas que pretendían.

 

CARNAVALES, VAQUILLAS Y ZARRAGONES

 

Era tradicional que los mozos (a veces sólo los quintos) fueran por las calles pidiendo dinero y alimentos para una merienda comunal. A este ritual lo denominan Gallofa en Almarza, Calatañazor, Muriel de la Fuente, Renieblas, San Andrés de Soria y Suellacabras. Lo llaman Hornazgo en Yelo, y Vaquilla en Duruelo de la Sierra y Utrilla. En Muriel de la Fuente se portaba un zorro muerto atada a un palo pientras se pedía.

La Gallofa delata que existió en una época el Juego de los Gallos, consistente en ajusticiarles cortándoles la cabeza tras enterrarles en el suelo o colgados sobre una cuerda como la piñata (que es su sustituta incruenta) y luego, guisados, se los comían chicos o mozos. Así consta en Calatañazor (Carnaval), en Valdegeña (Jueves Lardero), Buberos, Castejón del Campo y Duruelo de la Sierra (sin especificar cuándo) y en Utrilla (Santa Agueda).

La Gallofa tenía su cantar propio en Almarza y San Andrés de Soria, y el ajusticiamiento del gallo tenía su cántico correspondiente en Calatañazor, Valdegeña y Utrilla. El de este último pueblo decía:

"De la peña del Moeda

corriengo vengo a matacaballo

que me han dicho que en Utrilla

iban a matar un gallo

...

Gallo que estás en la soga

cantando el quiquiriquí

si voy con esta espadita

te tengo que dejar aquí". 

Por otro lado, la Gallofa y similares, así como otros rituales de los carnavales iban acompañados de personas vestidas de vaquillas en Abejar, Cubo de la Solana, Duruelo de la Sierra,Soto de San Esteban y Utrilla. En Soria capital había dos toros de fuego construidos de madera (como lo había en Almazán durante la Bajada de Jesús).

Y vaquillas-toros reales corriendo por las calles y luego consumidos en calderetas los había, y se mantienen, en otras épocas del año en Agreda (San Miguel), Olvega (Sto Cristo), Deza (Sto Cristo del Consuelo) y Medinaceli (Toro Jubilo de noviembre).

Otro personaje característico de los festejos carnavalescos es el zarragón y similares (vestidos de forma estrafalaria y con un cordel de rabo o algo parecido para ahuyentar a la canalla). En La Valloria la chiquillería corría perseguida por el zarragón en Jueves Lardero, por el zurriaguero en Santa Cruz de Yanguas en Martes de Carnaval, y por el tío Chinchilla en Agreda.

Fuera de estas fechas encontramos zarragón en el sorteo de los quintos del día de Reyes (uno iba vestido de zarragón y otro de cucharón) en El Burgo de Osma; en la celebración de Santa Bárbara (4 de diciembre) en Rejas de San Esteban; en Año Nuevo (llamado zorrero-zorraneo) en Valdegeña; en Suellacabras regulando y organizando la danza durante las procesiones de la Virgen y en otras fiestas (zarrón), y en Almazán los tres zarrones de San Pascual Bailón persisten todavía.

Prosiguiendo con el Carnaval costumbre muy arraigada y aceptada en la Ribera del Duero eran las Hacenderas (trabajos comunales) y merienda posterior en la casa concejo durante el Martes de Carnaval: Alcubilla del Marqués, Olmillos, Pedraja de San Esteban, Piquera de San Esteban, Rejas de San Esteban, Torreblacos, Velilla de San Esteban y Vildé.

Paja y ceniza se arrojaban en Agreda, y harina y paja en Yelo. En Vildé se echaba ceniza.

Entierro de la Sardina consta en Soria capital, El Royo, Agreda y Utrilla (aquí un mozo se vestía de sardina).

Luminarias se encendían en Alcubilla del Marqués, Pedraja de San Esteba, Vildé y Deza.

 

JUDAS

 

En la Semana Santa se hacía un pelele de trapos y paja o serrín u otro material y se colgaba generalmente en el Sábado de Gloria de un árbol, mayo, farola, edificio alto..., para ser vapuleado y quemado al día siguiente, Pascua de Resurrección. Así acontecía en Yelo, Valdegeña, Suellacabras, Duruelo de la Sierra, Santa Cruz de Yanguas, Las Aldehuelas, Bretún, La Valloria, Villar del Río, Utrilla, San Pedro Manrique y Romanillos de Medinaceli. En algún caso le acompañaba una Judesa o se iban turnado por años.

Como hecho singular hay que citar a Almajano, donde se llevaba a cabo una escenificación con un vecino interpretando a Judas y que recibía todo tipo de insultos y exabruptos. Por otro lado tenían Judas con Gallofa en Domingo de Carnaval la chiquillería y mocerío de Almarza y San Andrés de Soria.

Asimismo cabe encuadrar en el mismo tipo de función arquetípica a los Diablillos de San Miguel, en Agreda, y al Perico Pajas del 26 de diciembre, en Barca.

 

MAYOS

 

El 1 de mayo se pingaba un chopo, álamo o pino, con adornos, dinero, golosinas o alimentos varios en Piquera de San Esteban, Rejas de San Esteban, Renieblas y Velilla de San Esteban. Solía subastarse al final del mes y con lo recaudado los mozos celebraban una merienda.

Se pingaba también en Castillejo de Robledo en la fiesta local de mayo; en Yanguas durante el día de San Juan (conmo en San Pedro Manrique) y también en San Pedro, en Vinuesa durante la Pinochada de agosto y en Deza no se especifica cuándo exactamente.

 

CORPUS CHRISTI

 

Se Enramaban arcos y calles en la zona sanestebeña: Piquera, Peñalba, Rejas y Morcuera de San Esteban. Asimismo se alfombraban con flores las calles de esta última localidad.

Enramadas a las mozas se hacían en Piquera de San Esteban, Morcuera de San Esteban y Castillejo de Robledo.

Se hacían altares enramados en las calles para colocar a los niños en el suelo para que los bendiciera el sacerdote en Piquera de San Esteban, Rejas de San Esteban, Castillejo de Robledo y Romanillos de Medinaceli.

En Deza había salvas de fuego y en Muriel de la Fuente el ayuntamiento daba un litro de vino por vecino.

 

RAMOS

 

Enramadas, ramos nocturnos para las mozas y ramos de procesión (con flores, cintas, pañuelos, naranjas, limones, roscos etc) que luego se subastan podrían ir juntos en un mismo bloque temático pues en el fondo subyace el mismo simbolismo arquetípico y utilización ritual del mundo vegetal.

Mozos del Ramo constan en Barca (Domingo de Resurrección), Cubo de la Solana (Virgen de la Solana, en mayo), Villar del Río (Degollación de S. Juan) y Yanguas (en San Juan).

Ramos amorosos que se colgaban en las casas de las mozas por los mozos lucían en Morcuera de San Esteban (San Roque), Valdegeña y Renieblas (Aleluyas en la noche del Sábado de Gloria que, en Renieblas, velaban toda la noche si estaban muy interesados por la moza en cuestión y no querían que se lo quitasen y pusieran otro); Tardelcuende (Domingo Santo), Osma (noche de San Pedro de Osma, 2 de agosto), Villar del Río (ramos y Aleluyas en la noche de Pascua y luego en S. Juan Degollado de agosto), Yanguas (Aleluyas en la mañana de San Juan); en la Noche de San Juan (Agreda, Alcubilla del Marqués, Olmillos y Velilla de San Esteban); en Utrilla y Romanillos de Medinaceli no eran ramos reales sino flor o flores pintadas en la mañana y noche del Sábado de Gloria, respectivamente.

Ramos sacro-profanos de procesión en Almazul (Virgen de la Blanca, 27-28 de mayo), Barca, Olmillos y Tejado (Pascua de Resurrección), Los Rábanos y Valdegeña (San Isidro), Alcubilla del Marqués (sin especificar) y Cubo de la Solana (en su patrona, mayo).

En Velilla de San Esteban el último carro de la siega que llegaba a las eras se dejaba allí adornado con ramas y flores.

En Yanguas (San Juan) y en Villar del Río (San Juan Degollado) había corridas de roscos con Mozos del Ramo.

 

SAN JUAN

 

La cima señera provincial estaba -y sigue estando- en San Pedro Manrique con su Paso del Fuego, pingada de Mayo y Móndidas. Le sigue, pero no coincidiendo plenamente con San Juan, los Sanjuanes de Soria capital, por todos conocidos.

Veían salir el sol en Soto de San Esteban y Alcubilla del Marqués. En Osma se madrugaba para ello y se subían al castillo, pero en el día de San Pedro de Osma.

En Romanillos de Medinaceli se iban a lavar la cara en una fuente antes de que saliera el sol y se creía que con ello se curaban los dolores de cabeza, muelas..., y que evitaba la pereza en madrugar durante el resto del año, sobre todo en las faenas de la cosecha estival. Además se cogían cardos rodadores para que, una vez colocados en los acostaderos de las gallinas, éstas no tuvieran piojos. Y muchos decían que el sol salía de otra forma ese día y que "de donde viene el aire el día de San Juan, viene luego todo el año".

Había ramos en Agreda, Alcubilla del Marqués, Olmillos, Velilla de San Esteban y Yanguas.

En Torreblacos era el día idóneo para coger las flores.

Rondas de mozos a las mozas se daban en Alcubilla del Marqués (donde había como un derivado del Reinado de los Mozos, con merienda común de ambos sexos incluída) y Velilla de San Esteban.

En Deza y Torreblacos se echaba un huevo crudo sin yema en durante la Noche de San Juan y al amanecer tenía la forma de un barco.

En Agreda y Valdelubiel había un rito para quitar la hernia a los niños. Sólo se le podía curar ese día y cuando salía el sol exactamente (en la localidad de la Vega del Ucero) y únicamente a las 12 de la Noche de San Juan en el caso de la villa agredeña.

El ritual, en esencia, era el mismo: un hombre llamado Juan y una mujer llamada María (en Agreda) y dos hombres llamados Juan y Pedro (en Valdelubiel) sostenían al niño herniado (tenía que estar desnudo en Valdelubiel) y rasgaban la rama de un guindo. Se situaban a uno y otro lado de la misma y se pasaban al niño por el corte de la rama tres veces recitando alternativamente: "Tómalo María, tómalo tú Juan, la Virgen lo cura y el señor San Juan" (Agreda) o "Tómale Pedro, dámele Juan" (Valdelubiel). Si la rama desgajada se agarraba al árbol era señal de que el niño se curaría.

 

LA SALUD

 

Aparte de lo ya dicho había otras creencias relacionadas con la mejora de la salud de las personas. Agreda tenía remedios para curar verrugas, almorranas y orzuelos y rijas en los ojos.

Se contaban las verrugas que llevase el afectado y alguien recogía el mismo número de semillas de sabina y las escondía en algún lugar por el que el susodicho tenía que pasar todos los días. A medida que se iban secando las semillas iban haciendo lo mismo las verrugas. Esta era la creencia.

Para el orzuelo se dejaba al raso de la noche una llave de canuto y por la mañana el afectado se colocaba el hueco de la llave en el ojo e inmediatamente tenía que desaparecer el mal.

La rija la curaban cogiendo una lagartija viva y metiéndola en un canuto de caña, tapándo luego los dos extremos. El enfermo tenía que llevarla dentro del bolsillo hasta que se curase.

Y para las almorranas se arrancaban las raíces de los cardos seteros y se llevaban en el bolsillo hasta que dejaran de molestar.

En El Burgo de Osma se curaban las lombrices de los niños mediante la Oración de San Agustín, que debía leerse durante nueve días seguidos, una vez por día y a la misma hora. También había para lo mismo una Oración de San Antonio de Pádua, pero en latín.

En Osma se tenía hoguera y misa a San Roque al acabar la trilla para que les librase de la peste. También en Vildé el humo de la luminaria, en San Antón, servía para alejar la peste. En las rogativas a Cristos, Vírgenes, santos y santas de toda la provincia, por cierto, era habitual pedirles salud en los cánticos.

En Alcubilla del Marqués se cogía agua bendita en el Sábado Santo para rociera la casa (como en otros lugares) y algunos hasta bebían de ella pues según se decía evitaba el tener anginas. Y el agua sanjuanera de Romanillos de Medinaceli, como hemos señalado curaba dolores de cabeza y de muelas.

En Piquera de San Esteban aquellas mujeres que estuviesen criando un niño y pudiendo no asistiesen a misa el día de Santa Agueda era creencia que se les pondrían los pechos malos.

 

TODOS LOS SANTOS

 

En Romanillos de Medinaceli el sacerdote bendecía el hastial que, encendido, se colocaba sobre un añal en el enlosado asignado a cada familia, y bendecía el mollete llevado por las mujeres. Tales losas de piedra cubren sepulturas seculares que cada familia tiene identificada. En ellas era costumbre que las mujeres mayores de cada familia se colocasen sentadas a lo largo del año en cada misa.

Tras la ceremonia sacra del día de Todos los Santos, los monaguillos repartían en trozos el mollete a chicos y chicas desde la puerta de la parroquial, creándose una pequeña algarabía.

A las 9 de la noche daba comienzo el Ritual de las Animas que era anunciado por las campanas sonando a clamores por parte del sacristán. Los niños iban con la esquililla de casa en casa tocando y pidiendo para las ánimas del purgatorio. Y por la noche se bebía mostillo y se comían rosquillas.

En Torreblacos las mujeres hacían bodigas (pan con aceite por arriba) y las ponían en las sepulturas interiores de las iglesias. El sacerdote bendecía las bodigas y se las llevaban a sus casas para repartílas entre los niños de la escuela.

Otro tanto acontecía en Morcuera de San Esteban: en cada sepultura se ponía el bollo del bodigo y una vela, recogiéndolo todo ello el sacerdote. Al día siguiente, Día de las Animas, en la iglesia se repartían los bodigos entre los que acudían a misa.

En Peñalba de San Esteban sucedía algo parecido. El Día de las Animas las mujeres colocaban un paño en el sueño con un cirio y un bollo como donativo al sacerdote, el cual los repartía después entre los niños que habían ido por las casas pidiendo.

En Tejado, durante toda la noche, las campanas tocaban a muerto. En Duruelo de la Sierra, desde las 9 de la noche a la madrugada, se doblaban las campanas en el camposanto, alternándose con el rezo del Padre Nuestro y el Santa María. En Barca los mozos también tocaban las campanas durante toda la noche y, a cambio, el ayuntamiento les daba una borrega y vino; y el Día de las Animas los vecinos, con su mollete, chorizo, sardinas y otras viandas, comían en la casa de la villa, aportando el ayuntamiento el vino.

En Yelo y Alcubilla del Marqués -poblaciones por otro lado bastante alejadas entre sí- efectuaban el llamado Cántico de las Animas, que aún se efectúa en Tajueco.

 

BODAS

 

En los trabajos enviados se indican cuales eran los menús de la comida en Los Rábanos, Olvega, Valdegeña, Osma, Deza, Alcubilla del Marqués, Cubo de la Solana y Torreblacos. Igualmente se señalan los platos de la cena en Los Rábanos, Osma, Deza y Torreblacos.

Chocolatadas en la mañana de la boda se daban en Nepas, Vildé, Miño de Medinaceli, Osma, Torreblacos, Alcubilla del Marqués y Villanueva de Gormaz.

Bendición paterna en casa de la novia antes de ir a la misa y con los novios arrodillados se hacía en Los Rábanos, Nepas, Vildé, Rejas de San Esteban, Miño de Medinaceli, Osma, Alcubilla del Marqués, Torreblacos y Peñalba de San Esteban.

Cencerradas a los viudos-as y a los novios forasteros que no pagaban "el piso" constan en Olvega, Castillejo de Robledo, Renieblas, Agreda, Barca, Deza y Villanueva de Gormaz.

Se pagaba "el piso" a los mozos, para una merienda-cena, en Los Rábanos, Olvega, Nepas, Castillejo de Robledo, Valdegeña, Renieblas, Agreda (pagar "la bota" lo llamaban) y Barca.

Convites a los mozos-as había en Valdegeña, Alcubilla del Marqués, Nepas, Rejas de San Esteban y Miño de Medinaceli.

Se cantaban Albadas durante la noche de bodas, especialmente tras la cena, en Nepas, Rejas de S. Esteban, Miño de Medinaceli, Muriel de la Fuente, Pedraja de S. Esteban, Utrilla, Barca, Alcubilla del Marqués, Cubo de la Solana, Peñalba de S. Esteban, y, en la víspera del día de la boda en Torreblacos y Vilde.

De la vestimenta de los novios se habla en Los Rábanos, Nepas, Miño de Medinaceli, Valdegeña y Barca. Y del ajuar en Soria capital y Torreblacos.

Al día siguiente se paseaba a los novios montados en burros por Nepas, Vildé, Langa de Duero y Tardelcuende (aquí los tiraban luego al río Izana), y encima de un carro en Rejas de San Esteban.

 

REINADO DE LOS MOZOS Y QUINTOS

 

Los mozos se organizaban en pseudo-ayuntamientos con su alcalde, secretario y alguaciles, en unas fechas determinadas; preparaban sus fiestas específicas (para lo cual sacaban dinero pidiendo por las casas, subastando mayos, etc) y sancionaban a los que transgredían algunas de las normas, pero antes tenían que ser admitidos como mozos y así era preciso pagar para tal reconocimiento con dinero o alimentos en Olvega, Miño de Medinaceli y Villanueva de Gormaz.

Los quintos tenían su Día propio, en diversas fechas: Carnaval en Langa de Duero y Tardelcuende; días navideños en El Burgo de Osma y Castillejo de Robledo; siete días seguidos en la segunda semana de febrero en Utrilla; otra semana (sin especificar) la tenían en Agreda... Esos días no convivían con la familia sino entre ellos mismos en una casa determinada. En Olvega la quintada, con mayor o menor intensidad, duraba un mes.

Reinados de Mozos había por Las Candelas y San Blas en Morón de Almazán; en Santa Agueda también en Morón de Almazán; en Santa Bárbara en Rejas de San Esteban; en los Santos Inocentes en Deza; en Navidad en Utrilla, Barca y Romanillos de Medinaceli.También había Reinado de Mozos en Villanueva de Gormaz.

 

OTRAS COSTUMBRES

 

En Osma, Peñalba de San Esteban y Alcubilla del Marqués era costumbre de los mozos lavar la cara a las mujeres con los racimos de uva durante la vendimia.

Había tazas de plata para que los hombres bebiesen vino en Duruelo (en San Julián), Barca (Jueves Santo), Cidones (los miembros de la Cofradía de S. Sebastían en las grandes celebraciones) y en Torreblacos por San Antonio de Pádua aunque lo hacían, no en tazas, sino en cuernas de toros llamadas llaras.

 

WEB SORIANA de Ángel Almazán de Gracia