Martín Izquierdo Verde (Soria, 1994) acaba de huir de las garras de la selectividad. Ha ganado diversos concursos de pintura, de poesía (Certamen de Creación Joven del Ayuntamiento de Soria en 2009, 2010, 2011 y 2012) y de relato (Primer certamen de microrrelatos de Soria Edita, 2011). La Ruta Quetzal BBVA 2010, en la que participó por un trabajo poético-plástico, no solo supuso un hito personal sino creativo en su vida gracias al concepto del cuaderno de viaje, que le permite aunar dos de sus grandes pasiones: poesía y pintura.

La desnudez de los robles

(Ante la lectura del poemario “Perdiendo los papeles” de Martín Izquierdo Verde)

Hace poco, en un paseo invernal entre los robledales que rodean Soria, se me antojó ver desnudos a los robles. Los troncos delgados, casi rectos, hacia el cielo nublado. Esenciales. Despojados. Casi muertos pero aún con vida.

Acostumbrado a leer versos, a buscarlos incluso, cuando se esconden entre imágenes y palabras llenas de hojas, es una alegría dejarse llevar por los volúmenes nítidos de poemas casi urgentes pero íntimamente necesarios.

Palabra tras palabra, verso tras verso, un poema y luego otro, el bosque va tomando forma en “ecos de luz que pueblan sombras”. Andamos sobre la hojarasca del tiempo entre los troncos desnudos. Paramos y miramos alrededor. Escribimos. Es nuestra vida: mirar, ver y contarlo. Aprendiendo a hacerlo. Viviendo.

Y es entonces, en un momento que no tiene vuelta atrás, cuando nos damos cuentas de las realidades que nos viven, de las capas que nos envuelven. De lo que aprendemos. De lo que somos.

Y es entonces cuando nos damos cuenta de que los robles no están desnudos nunca. Incluso cuando más desvalimiento aparentan, unas gotas humildes y un breve rayo de sol hacen brillar sobre su corteza líquenes blancos, grises, verdinegros…

Nos damos cuenta de que estamos vivos. Y lo escribimos en verso.