En el azul
- Equilibrio de ansias sin razones -

Primero era azul,
un azul sucio y otro más oscuro.
Luego nada,
había otros mundos en mi mente.
Después, un día, apareció de rojo
y de blanco, de tierra y de esperanza.
¡Qué caos de colores
despertaron mi vista!
Yo, esperaba la noche
y seguía su estela insospechada.
¡Con eso me bastaba!
Colores y fuego:
impresión y daño.
(Escondido se hallaba en un rincón
un sentir sensual de aquel instante).

El vacío no está
allí donde no hay nadie.
El vacío son versos
desconsoladamente escritos,
manos que recuerdan
lo escondido de un cuerpo.
El vacío es un labio,
que reclama otro labio,
un matiz impreciso,
un gesto.

El vacío es un nombre
aprendido - olvidado -
hace tiempo.

 

Lluvia y reloj, la ceniza
amarilla de las tardes tristes.

La tristeza.
La mueca mutilada de tus labios
nuevos, como las horas insistentes
que se pierden.

silencio, miradas, permanencias,
sones leves de siempre,
de aire, de impotencia...

Y mientras yo te sienta
en esa realidad de días
con sabor a piedra, con sabor a canto,
serás más que cristal,
más que recuerdo.
Llanto, finísima cortina de caricias,
besos y piel, suspiros encontrados.

Hemos de ir siguiendo los olvidos
y nunca ya, será posible
despertar al abrazo de tela
que se insensibiliza poco a poco.

Antipoema de una palabra.
Simbiosis de las aproximaciones.
Estrellas de papel sobre un vestido azul
diagonalmente dividido.
Estaticismo rigurosamente perfecto.
Equidistancia entre dos cuerpos
que se desconocen.

La sonrisa de un niño
y la mano de un niño diciendo adiós-
en la mañana.

© Jaime del Huerto 1981
(del libro "En el azul")
Web de Jaime del Huerto

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