Gumersindo García Berlanga

 

Siempre en el recuerdo, Gumer

En la semana de la Navidad, Cruz Vergara nos daba la noticia del fallecimiento de Gumersindo García Berlanga, nuestro amigo Gumer. Ya hacía tiempo que no le veíamos, porque él estaba pero ya se había ido. 

La vida de Gumer (cuando no estaba viajando), transcurría entre Barcones, Alpanseque y Soria. En Barcones había nacido en 1928, donde su padre trabajaba para la familia Figueroa, condes de Romanones y marqueses de Santo Floro, para quienes Gumer seguiría colaborando, como administrador, durante muchos años. En Alpanseque residía y trabajaba para “gentes campesinas, sencillas y honradas; palpando su humildad, sintiendo sus problemas como algo propio”, según sus propias palabras. Era experto en testamentarías. 


Gumer en Barahona

Comenzó a escribir artículos a la edad de 16 años, fue una descripción de tipo histórico de Berlanga de Duero, como resultado de una visita que a la villa hizo con el marqués de Santo Floro, don Agustín de Figueroa.  A partir de ahí y durante muchos años, colaboró en todos los medios de comunicación sorianos escritos y en la radio. Revista de Soria, Soria Semanal, Heraldo de Soria, Antena3 Radio, Cadena Ser...  A través de sus páginas o de sus ondas, recorrió pueblos y fiestas, y opinó sobre los aconteceres de la vida soriana. 

En 1969 ganó el concurso del Día de la Provincia, con el relato “Un Otoño en Medinaceli”. Muy interesado por el mundo de las brujas (aquellas que la Santa Inquisición quemaba por un quítame allá un brebaje), acudió al primer congreso nacional de brujología, en San Sebastián. Corría el año 1972 y allí coincidiría con el padre Barandarián, Francisco Rico y Julio Caro Baroja, entre otros. 

Pero era su faceta personal la que cautivaba a todo aquel que le conocía y trataba. Educado, caballeroso, con un fino sentido del humor y, muy especialmente, generoso, cualidad tan necesaria, casi imprescindible, en un mundo rural casi despoblado. Sus relatos de aquello que a lo largo de su vida había presenciado o vivido, eran en ocasiones desternillantes. Como muy bien dice Cruz Vergara, encontraba la palabra exacta para todo, y un agudo criterio para el comentario. 


Gumer en Barahona

Eran los jueves un día muy esperado por sus amigos. Comíamos juntos José Vicente Frías, Cruz Vergara, Juan Carlos Hervás, Raúl (casi un hijo para él), José María Sanz, “su señoría”, y todo aquél que quisiera unirse a la reunión. Si era verano, él llegaba cargado con bolsas de verduras y hortalizas de su huerto a orillas del río Henares. 

Pero un buen día Gumer ya no era nuestro Gumer, la memoria se le iba borrando y en alguna ocasión, Juan Carlos, Cruz e Isabel íbamos a verle a Barahona, pero, como sucede casi siempre en estos casos, estaba pero no estaba. Gumer se ha marchado sin hacer ruido. Hasta siempre querido amigo.

Isabel Goig, Diciembre de 2016

 

 

Gumersindo García Berlanga

Buena parte de la vida de Gumersindo García Berlanga ha transcurrido por el Sur de la provincia de Soria, donde nació. Hace ya muchos años que vive en Alpanseque. Su familia, y él mismo, han sido administradores de una noble familia vinculada a Soria, los condes de Romanones y sus ramas, como los marqueses de Santo Floro. Acostumbrado a administrar, y tras estudiar Derecho, trabajó de secretario de ayuntamiento, discurriendo parte de su vida laboral en Barahona. 

Gumersindo García Berlanga con el niño Ramón
Gumersindo García Berlanga con el niño Ramón

Viajero impenitente, ha recorrido medio mundo, y ha practicado a rajatabla aquello de “primero vivir después filosofar”. Por eso, en estos últimos años, ha publicado tres libros: “La fiscalía de tasas”, “De Barahona y de sus brujas”, y “El Duero, Soria y Machado”. Cada uno de ellos, por su contenido, tienen interés intrínseco, pero particularmente, y si hubiera que elegir, nos quedamos con “La fiscalía de tasas”, un tema intocado hasta que él lo pasó a papel, que recoge anécdotas vividas por él mismo, algunas hilarantes dentro de la gravedad. 

Antes de decidirse, animado por los amigos, a publicar en formato de libro, Gumersindo –Gumer para los amigos- había colaborado en todos los medios de comunicación de Soria, incluida la radio. 

Dos valores sobresalen por encima de todos los que alberga Gumer, el sentido del humor y la generosidad, póngase en el orden que se quiera, pues tanto monta. Ese sentido del humor hace de nuestro protagonista un ameno conversador, pues a él se le une la observación de personas y situaciones, que le lleva a dar en el clavo, sin abrir la boca, pues la discreción es otra de sus virtudes. Pero quienes le conocemos bien sabemos que ha acertado. La generosidad no puede disimularla. Con sólo conocerle ya se le aprecia. Hacer favores es para él una religión. 

Gumersindo García Berlanga con José Ranz y su esposa Adelita
Gumersindo García Berlanga con José Ranz y su esposa Adelita

Gumer tiene una pasión, abstracción hecha de viajar, su huerta, en el norte de Guadalajara, limitando con Alpanseque, regada por el nacimiento del río Henares. Los productos de esa huerta –tomates, manzanas, pepinos, calabacines, cebollas…- sirven para abastecer a los amigos, con algunos de los cuales se reúne los jueves en Soria, para pasar un rato agradable, comer y jugar una partida de guiñote. 

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Gumersindo García Berlanga en 1950Gumersindo García Berlanga en Baeza
Gumer de mozo y en Baeza

No obstante lo publicado por él, tanto en forma de libro como en prensa, falta la principal publicación, aquellos relatos que recojan sus vivencias. Creemos que, dada su discreción, no los veremos nunca publicados, pero esa sí que sería la novela sobre Soria, basada en hechos reales. Cuando los cuenta –omitiendo siempre nombres o referencias personales- pensamos que es una pena que eso no quede escrito.

Isabel Goig, 2008

Barahona, más acá de las brujas

De ruta con Gumer

Barahona y Alpanseque

Comentarios de sus libros

El Duero, Soria y Machado
La fiscalía de tasas en la provincia de Soria
De Barahona y sus brujas

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